El Gobierno ha anunciado que en este año presentará su propuesta para el ajuste del salario mínimo durante el curso mismo de las negociaciones. Es una propuesta novedosa, pero ¿será útil?
En alguna ocasión Jesús dijo a otra persona que era necesario volver a nacer. Este, de seguro un materialista dialéctico, le preguntó cómo podía volver uno al seno materno. El Evangelista no lo dice, pero seguro que Jesús lo miró con cierta ternura y lo llevó al campo de pensamiento abstracto para que entendiera algo.
Es sabido el desastre que estamos viviendo: corrupción, cinismo político, justicia sainete, una abismal brecha entre ricos y pobres, inseguridad, fuga de los cerebros más brillantes, improvisación oportunista de alcaldes, docentes con salarios tercermundistas, medios de comunicación privilegiando lo ordinario, cárceles escuelas de delincuentes, el robo de años de vida en las ciudades por el aire infestado de diesel. Claro que las mayorías, Colombia, son las víctimas no los victimarios.
El presidente Iván Duque, cuya formación académica humanista lleva el sello de Álvaro Gómez, como el de Rodrigo Noguera Laborde, cuyo noble espíritu aún se respira en el claustro de la Universidad Sergio Arboleda, no solamente tiene en su sangre la vocación de la política, sino que se enteró de la misma con el sentido de grandeza que encarnaba el dirigente conservador.
Vivimos el viernes pasado el solsticio de invierno en el hemisferio norte y con él la noche más larga del año, seguida por un nuevo amanecer. Muchas culturas antiguas celebraban este hecho como el triunfo de la luz sobre la oscuridad, acontecimiento que con la llegada del Cristianismo fue tomado para conmemorar simbólicamente el nacimiento de Jesús.
No estoy hablando de ningún incómodo y camorrero vecino que anda en búsqueda de la guerra como eficaz factor de distracción a los grandes problemas que padece su país. No me refiero al que en gesto inamistoso nos paseó frente a nuestras narices unos bombarderos nucleares rusos para amedrentarnos cual matón de barrio, que irrumpe acompañado de una cuadrilla de maleantes con pistola al cinto en un tranquilo salón donde sólo hay gente pacífica y amable.
Es tiempo de entenderse, de cultivar lenguajes que nos hermanen si en verdad deseamos ser una generación pacificadora, dispuesta siempre al diálogo, a través de actitudes abiertas que nos aglutinen y converjan en la creación de un cosmos, en el que el respeto de sus moradores, sea abecedario constante en los labios de sus gentes.
De gran eficacia el empeño del procurador Fernando Carrillo Flórez por reconocer el pujante liderazgo de la mujer en lo social, político, económico, jurídico y financiero. En la misma Procuraduría trabaja un destacado grupo de mujeres que brillan por su conducta acrisolada, su entereza y su sólida formación académica. El machismo mundial y sobre todo colombiano, pensaba hasta hace poco que la inteligencia, el carácter y el dinamismo, era preferentemente masculino. Se relegaba a la mujer a un segundo plano.
Termina un año en el que todos los colombianos bebieron el néctar de la corrupción, sorprendidos con tantas denuncias sin que aún se haya aplicado justicia a los delincuentes de cuello blanco.
Todo indica que hemos entrado en barrena frente al manejo de nuestras relaciones diplomáticas con la hermana república de Venezuela.