Es malo, muy malo para la democracia colombiana el embrollo en que ha caído el senador Petro al tratar de explicar las razones por las cuales aparece recibiendo con satisfacción, en la penumbra de una sala, gruesos fajos de billetes. En política cuando se tiene que dar explicaciones, se está “envainao”.
Entre gobernar y administrar existe un abismo. Las diferencias son inmensas. Administrar, es una cuestión de técnica. Gobernar es cuestión de autoridad. Para gobernar se requiere no solo don de mando, sino principalmente visión integral y global de los asuntos públicos. Para administrar es suficiente la destreza limitada en lo que se maneja. La administración se reduce a una cuestión parcial y fragmentada.
La idea de cómo se está comportando nuestro Señor Presidente nos tiene bastante confundidos; buena parte de los colombianos de sus gobernados desean que le vaya bien. No hemos logrado definir su manera de actuar y así como estamos de acuerdo en que debe acabar el lio que ha dado en llamarse la mermelada, como una manera de repartir entre sus adherentes y también entre quienes no lo son para que lo sean, el presupuesto nacional para que se contenten con eso y sirva para obtener resultados positivos.
Está por terminar un año que ha sido complicado para los colombianos, especialmente en asuntos de orden público. Marchas en todas partes para protestar por todo y no ha sido solo en nuestras vías y ciudades sino también en Europa, Estados Unidos y América Latina. Es como si nadie quisiera dialogar sino imponerse por las vías de hecho. Esto desde luego ha ido en detrimento del bienestar individual y colectivo en nuestras sociedades.
El gran pensador español José Ortega y Gasset escribió su famosa “Rebelión” en el año 1929, pensando en Europa, pero como es un ciudadano universal, obviamente sus tesis siempre son universales.
El gran pensador español José Ortega y Gasset escribió su famosa “Rebelión” en el año 1929, pensando en Europa, pero como es un ciudadano universal, obviamente sus tesis siempre son universales.
Llegó el turno de Ricardo Peñaranda en el análisis de ¿Cómo Mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro (Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Ariel) por Mauricio García Villegas (editor): expone “De la memoria a la Historia. Colombia en Busca de una Nueva Representación de su Pasado”. La historia es un aspecto de interés personal iniciado con la segunda guerra mundial y hoy le cede a la economía.
El socialismo del siglo XXI ha llegado al poder en Latinoamérica a través del discurso populista y la estrategia del descrédito. Llegan por las vías democráticas y luego deshacen la democracia para impedir la alternancia y perpetuar sus políticas. Dicen lo que todos quieren oír, aunque sea fiscalmente imposible y técnicamente equivocado.
Tremendo lío en el que ha introducido el Fiscal Martínez a Colombia, a sus instituciones y lógicamente a la democracia. Cuando hizo parte de la terna para elegir a quien se encargaría de manejar la Fiscalía, los periodistas lo interrogaron específicamente sobre las posibles inhabilidades y conflictos de interés que podría tener, dados sus éxitos profesionales y la cantidad de negocios que su bufete llevaba a prestantes empresas, personas y entidades.
En el marco de la coyuntura de protestas y movilizaciones que viven los países que gobiernan, resulta casi forzoso hacer un paralelo entre los presidentes Macron y Duque quienes, además de su juventud, son afines en su formación en estudios de filosofía y en temas sobre el manejo de la economía. Me atrevo a pensar que también lo son en políticas de globalización, el libre comercio y el cambio climático. Lo que los diferencia de las posturas del gobierno Trump.