“No importa la rama gruja, pues sabe lo que son sus alas”, han dicho del ave preclaros pensadores. “Si cayere en pedazos el orbe a mis pies, impávido superare las ruinas”, decían los romanos “Se en quien me apoyo”, dijo S. Pablo (II Tim. 1,12) “No tengan miedo, ¡soy Yo quien estoy con ustedes¡”, dijo el propio Jesús de Nazaret (Mt. 14,27).
La escaramuza que dominó las relaciones entre Colombia y Venezuela, en la cual se involucró Estados Unidos por acción de su presidente Donald Trump, quiso ser aprovechada por los guerreros de siempre. Esos que aún se duelen de los acuerdos de La Habana, los que consideran que son imperfectos, pero nada hacen para afinarlos, depurarlos o pulirlos. Ellos quieren enredarnos en una contienda con Maduro y sus Diosdados y odiados beneficiarios.
“El fracking es un crimen contra el planeta”
Alejandro Jodorowsky
El pasado 4 de agosto, cuando el jefe de Estado venezolano presidía un acto con militares en Caracas, ocurrió un incidente y dos drones cargados con explosivos estallaron cerca de la tarima presidencial, sin causar víctimas fatales.
Tal vez el primer hecho relevante donde quedó registrado el aval de un comportamiento delictivo por una sociedad correspondió aquel episodio bíblico cuando se encuentran Barrabás y Jesús, cara a cara, con Poncio Pilatos como testigo. El pueblo, manipulado por los fariseos y los escribas gritó al unísono que Pilatos soltara a Barrabás, aquel ladrón que sería enjuiciado según las leyes romanas. Los injustos, triunfaron sobre el justo.
NECESARIO que sector privado tenga confianza en el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, pues éste continuará y será preciso armonizar relaciones.
La primera clave para apostarle a un crecimiento superior al flaco 3% anual tiene que ver con generar certidumbre. Si no hay fe ni credibilidad en titular de finanzas públicas, apague y vámonos.
Carrasquilla seguirá navegando en aguas tormentosas de la economía intentando mandar mensaje de calma y optimismo a inversores.
En Colombia casi todo el mundo habla y casi todo el mundo escucha, por los ruidosos medios legales y también por los ilegales. La palabra se salió de control. Antes solía pasar primero por el filtro de la mente. Ahora, se derrama a borbotones como expresión de las más primarias y exhibicionistas emociones. Se impuso de moda hablar sin pensar, hablar por sentir.
La degradación de la sociedad se afirma cuando la máxima autoridad jurídica del país desconoce los valores éticos y morales. Para dar mayor precisión a este artículo de opinión, quiero comenzar diciendo que la ética son las normas y conducta de uno frente a si mismo (ethos); y la moral son las normas y conducta de uno frente a la sociedad (Mos).
Un colombiano medianamente informado desconoce qué beneficios podrá recibir el país al haber ingresado a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), como lo hizo en el primer semestre de este año.
Cabe preguntar si la Procuraduría está cumpliendo bien su función de expedir certificaciones sobre antecedentes disciplinarios.