El nombre oficial de la Cartera que se ocupa de los asuntos de seguridad y defensa del país es “Ministerio de Defensa Nacional”, un nombre que se adoptó en reemplazo del anterior Ministerio de Guerra que es como antes se denominaba esa dependencia del ejecutivo que tiene a su cargo la orientación, control y evaluación de todos los organismos y entidades que conforman el sector.
Desde hace algunos años -por no decir que buena parte de la historia republicana de Colombia-, el país ha padecido de una profunda inestabilidad institucional, lo que ha derivado en un paulatino pero profundo debilitamiento del régimen político y democrático del país.
Desde el nacimiento de la OEA, en abril de 1948, nuestro país ha dado muestras fehacientes de su apoyo a las tareas de la Organización. Su Carta Constitutiva y el Tratado de Soluciones Pacíficas, aprobados en nuestra capital bajo el liderazgo de la delegación colombiana, y la elección del expresidente Alberto Lleras Camargo como su primer Secretario General, forjaron sólidos vínculos entre Colombia y la Organización Regional.
Se suponía que la prioridad fundamental del gobierno de Iván Duque se concentraría en recuperar el orden, con un nuevo mando desligado del proceso de paz habanero. Durante el gobierno anterior nos faltó un soldado prestigioso, al estilo de Brasil, que advirtiera a tiempo a la sociedad de la farsa y la violación sistemática de la Constitución y el imperio de la ley de parte de la candidatura de Lula.