El acuerdo de paz suscrito entre el Gobierno Nacional y las Farc no era un salvoconducto para que los desmovilizados de esa guerrilla continuaran cometiendo actos ilegales y eso quedó claro con la captura del líder de esa organización conocido como Jesús Santrich.
Alegra la noticia de que varios ejecutivos, de distintos sectores de la economía, decidieron crear un centro de pensamiento con el fin de hacer propuestas tendientes a la modernización y el desarrollo de Colombia.
Y es más alentador aún que ya se haya cosechado el primer fruto de ese esfuerzo.
Bueno es felicitar a los autores de la iniciativa, además, toda vez que están entregando una propuesta concreta, en medio del desarrollo de la campaña que conducirá a la elección del próximo Presidente de la República, el 27 de Mayo, o el 17 de Junio, si es que hay segunda vuelta.
Me sorprendió el fin de semana pasado con un libro cuyo tema es el suicidio de una persona y sus efectos en los que vivían con él. El suicidio, me parece, es sobre todo una gran pregunta, cuya respuesta aún es desconocida pues se da en todos los ambientes humanos. Es como si un hacha cayera sin misericordia, no solo sobre quien en efecto morirá, sino sobre todo su entorno, dejando una herida que parece nunca acabar de cicatrizar. Pero este acto aplastante es también una revelación. Algo sale a flote.
Los medios de comunicación registran por estos días al naufragio y atraso que se produce desde hace décadas y como en cámara lenta en Cuba, bajo el gobierno de los revolucionarios del comandante Fidel Castro y de sus sucesores, incluso de los cancerberos de la revolución formados por éste que cuidan el infierno socialista, como es el caso de Miguel Díaz-Canel, moldeado en las juventudes fidelistas y quien asume como presidente. En tanto, el comandante Raúl Castro sigue en el trono como secretario general del partido comunista.
Podemos tener muchas miradas sobre el mundo, tantas como seres humanos lo habitemos y desde perspectivas tan diferentes como las queramos. Lo interesante es que en cualquier momento podemos transformar esas visiones de la realidad por otras posibilitadoras de sentidos más afines con lo que vivimos cada día. ¡Claro que tenemos derecho a cambiar de forma de pensar, tantas veces como lo necesitemos! La clave del ejercicio radica en no traicionarnos a nosotros mismos, sernos fieles a todo aquello útil para nosotros y los otros.
Con reflexiones, como eco de la Semana Santa y del revivir de la fe “la mayor riqueza de Colombia” con la llegada de nuevos Obispos que con gran entusiasmo van a cultivarla a las más alejadas regiones, hicimos comentario anterior. Por su valor y su sentido paterno, estimo hoy enriquecedor y vivificante aludir al Mensaje de Cuaresma, enviado este año del Papa Francisco, con llamado a los fieles a Jesucristo a revivir a fondo la fe, y disfrutar de la alegría de ser guiados por él, con sincera y honda conversión.
Tenemos que mejorar los cimientos éticos, luego es menester levantarse siempre, a pesar de las dificultades que muchas veces nosotros mismos generamos, con actitudes indecentes y salvajes. Hay quien dice que el auténtico avance humano radica, precisamente, en ese empuje moral, que es el que nos humaniza. Quizás tengamos que tomar conciencia y aprender a correspondernos más y mejor con ese mundo laboral, y por ende, despojarnos de todo egoísmo, para activar un sentir responsable social y corporativo, como especie hermanada y pensante.
Una de las consideraciones que debe tener en mente quien esté dirigiendo los destinos del país es la de conseguir que éste sea competitivo, expresión esta que comprende todas las acciones que deban adelantarse para que los resultados sean los menos onerosos. Cuando se trata de manejar la cosa pública, difícilmente se puede expresar en términos monetarios.
Desde comienzos del presente siglo Colombia ha sabido encarar con éxito el reto de las tecnologías de la información y las comunicaciones, más conocidas como las TIC, a tal punto que hoy podemos ufanarnos de estar a la vanguardia latinoamericana en la aplicación y usos de esas nuevas tecnologías, que se han convertido en el eje transversal del desarrollo y la modernidad.
A un mes largo de las elecciones para la Presidencia llegó a mis manos un folleto de bolsillo denominado “Propuestas para el futuro de Colombia" de Iván Duque, para muchos desconocidas, que recoge no cien sino ciento sesenta y dos soluciones, publicadas en su libro IndignAcción. Lo más curioso es que ni en su publicidad o pauta radial se hace alusión a la metáfora del árbol, que alude para presentar esta visión de país, aunque sus videos siempre abren con la opción de hablar de futuro.