A pesar de cierta lentitud, después de las fiestas, comenzó por fin el año laboral; pero el ajetreo político no tuvo nunca tregua. Es verdad, para los políticos no hubo ni un día de vacaciones.
Utilizando todos los medios a su disposición, los aspirantes a la Presidencia de la República nos bombardearon con toda clase de saludos y mensajes.
Aunque en cada año electoral la avalancha publicitaria es inevitable, como resultado del debilitamiento de los partidos, cada vez se hace más notorio el incremento del número de personas que intentan ser elegidas.