Siguiendo su tradición pragmática y oportunista, el oficialismo saltó de la dicha cuando supo que Trump iba a llamar por teléfono al Jefe del Estado.
Conscientes de que, en su momento, la fraternidad con la dictadura de Chávez-y-Maduro, así como la negociación ilegítima con Timochenko, tuvieron su origen en las señales recibidas del blando y maleable gobierno Obama, los oficialistas interpretaron la llamada telefónica como si de bálsamo sagrado se tratase.