Aunque ya es lugar común afirmar que los colombianos tenemos muy mala memoria, no dejan de sorprenderme en la actualidad capitalina, dos hechos que tienen relación con tal afirmación.
El primero relacionado con el embrujo que se apoderó de algunos bogotanos, por fortuna una minoría, quienes a pesar de la pésima labor realizada por el Alcalde Petro, siguen calificándolo en forma benévola y hasta lo tienen dentro de su baraja de presidenciables.