El 2016 será recordado como el año bisiesto trágico para la democracia colombiana por cuenta de la compleja negociación del gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc en La Habana, puesto que los negociadores oficiales con tal de alcanzar el acuerdo que aupaba la Casa de Nariño terminaron por caer en la trampa del estalinista Enrique Santiago, asesor de las Farc y ceder en temas fundamentales que minan el Estado de Derecho y la legitimidad del sistema.
Es tradicional que cada vez que la tierra culmina su recorrido alrededor del astro rey, los inquilinos del planeta tierra elaboremos balances y reflexionemos sobre el nuevo ciclo vital que iniciaremos.
La mayoría de dichas reflexiones, muchas convertidas luego en predicciones, tienden a estar impulsadas por el deseo de disfrutar mejores aires cada año.
Aunque Sor Juana Inés de la Cruz se refería a la prostitución, su famoso verso ha sido adoptado como definición de la conducta corrupta: “¿O cual es más de culpar/aunque cualquiera mal haga:/la que peca por la paga/o el que paga por pecar?”, porque la corrupción es un delito biunívoco, entre dos, es “co-hecho”, y hoy se ha convertido en global, en delito trasnacional.
Todo indica que este 2017 transcurrirá en medio de la incertidumbre, el desasosiego y la incredulidad ciudadana, a un paso de convertirse en rabia empoderada contra sus dirigentes. Se percibió, en estos últimos días del año, una creciente expresión de descontento que aumentará ante la improvisación y arrogancia que caracteriza al Gobierno y a sus áulicos en los partidos, medios de comunicación y Cortes, hermanados en su condescendencia y sumisión a los dictados del poder ejecutivo.
El optimismo con que tiende a verse un año que comienza por la finalización del conflicto armado con las Farc más cercana, está ensombrecido principalmente por tres males que oscurecen el futuro inmediato.
Quede horrorizado al escuchar las “concluyentes” declaraciones de Bolivia respecto del accidente aéreo de Lamia en suelo colombiano: La culpa fue de Lamia y del piloto. ¡Horror! Y, aunque el vicepresidente boliviano corrigió dichas declaraciones tras el reclamo del director de Aerocivil, acertadas por demás, reclamando la competencia de Colombia en la investigación del accidente de Lamia, no sobra recordar a Bolivia que una cosa es la responsabilidad desde el punto de vista legal y otra muy distinta es la investigación sobre las causas del accidente.
Pocas épocas más propicias para verificar el pésimo servicio que prestan algunas aerolíneas que la temporada decembrina. Insuficiente tripulación lo que significa interminables colas y un servicio intolerante, irascible y acumulador. Los aviones muestran señales de agotamiento, quizás por su escasa supervisión periódica o quizás por su excesivo uso, o por ambas o qué sé yo.
Termina este año bisiesto con un balance bien agridulce. Para Colombia la gran noticia, o al menos la que acaparó más titulares, fue el llamado "proceso de paz" firmado por el presidente Santos y las Farc. Parece el fin de medio siglo de desangre y destrucción física y moral. Pero la terquedad del mandatario pudo más que la incredulidad de muchos y la mala leche de no pocos y contra viento y marea logró su empeño de buscar la reconciliación con los alzados en armas, si bien no lo ha podido conseguir con su mayor adversario, el expresidente Uribe.
Valor es todo lo que exalta al ser humano como el amor, la lealtad, la solidaridad, la virtud, la fortaleza. Antivalor es lo que degrada y deteriora a una persona o a un objeto. Por vía de ejemplo, antivalor es la mentira, la hipocresía, la inequidad y la explotación del débil.
Se examinan, en esta ocasión, los aportes de Samuel Jaramillo González y Aurelio Suárez Montoya en Piketty y los Economistas Colombianos. Debate sobre el capital en el siglo XXI (Ediciones Aurora, Bogotá, 2015); el primero es autor de Piketty: Alcances, limitaciones y claves para la economía política”.