La “diplomacia de congresos” constituye uno de los principales antecedentes del multilateralismo contemporáneo. Fue la que practicaron y promovieron Metternich en el Congreso de Viena, Bolívar en el Congreso Anfictiónico, las potencias europeas en Berlín (para repartir, como si fuera una torta, el continente africano), el zar de Rusia en La Haya (un hito en el derecho internacional de los conflictos armados), y los vencedores de la I Guerra Mundial en Versalles.
Mientras no vibremos en las frecuencias altas del Amor/Fuerza, seguiremos enredados en el resentimiento y la culpa. Muchas canciones son prueba de ello.
“Qué cerquita de Dios te levantaron ¡Oh Manizales lirica, oh Manizales clara!
Vivimos una posmodernidad de la mano de la tesis de la deconstrucción que persigue el desmonte de las estructuras políticas nacionales, en la que los conceptos de nación y Estado están siendo despojados de sus nociones esenciales: autonomía y soberanía. Se pretende construir un poder supremo en cabeza de organizaciones internacionales, con el traslado de los atributos de los estados-nación, asumiendo las competencias que les son propias y arrollando las particularidades que son la suyas en razón a sus diversidades culturales.
En democracia cualquier ley es susceptible de ser modificada. Faltaría más. De manera que la modificación del delito de secesión y el de malversación pueden ser modificados, pero lo que escandaliza es que el Gobierno español lo haga como pago a los partidos independentistas para que le garanticen su apoyo. Este es el quid de la cuestión.
El foro "Medio ambiente y desarrollo 2022: el camino hacia la COP27 de Sharm El-Sheikh", que acaba de concluir fue organizado por el Consejo Árabe del Agua bajo los auspicios del Ministerio de Asuntos Exteriores, en cooperación con el Ministerio de Medio Ambiente de Egipto.
Los dos países más grandes de América, Estados Unidos y Brasil, nada menos que 550 millones de habitantes, se han presentado al mundo en esta temporada otoño-invierno, a través de sus respectivos procesos electorales, como los dos países más divididos y banalizados del mundo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define esclavitud moderna como la “obligación” de trabajar y dicho estrés trastorna tanto como el desempleo, la insuficiencia de recursos o que la ministra de Trabajo encarezca las jornadas nocturnas.
Hay que reconocer que el presidente Petro como la vicepresidenta han logrado conectar con muchos colombianos que antes no se sentían representados. Ese hecho simbólico es fundamental para la legitimación de nuestra democracia y nuestras instituciones.
Se sabía de antemano que el presidente Petro insistiría en su proyecto de Metro subterráneo para Bogotá, al menos parcialmente. Es un eslabón más a una historia, de vuelta y revuelta -en una ciudad sin Metro de ocho millones de habitantes- cuando, por fin, ha iniciado su primera fase, que complementa el sistema distintivo capitalino de transporte masivo Transmilenio.