Vamos a votar con ganas por Fico Gutiérrez, contra el comunismo, la corrupción y el odio que ofrece el candidato comunista, el exguerrillero, el mentiroso, el que quiere enfrentar a colombianos contra colombianos emponzoñándolos con odios y envidias.
El próximo domingo tenemos la gran cita con la democracia y debemos asistir a las urnas seguros de estar cumpliendo con el deber de elegir entre los candidatos aquel que colme nuestras expectativas y anhelos patrios. No acudir o no votar es dar la espalda a Colombia y dejar en manos extrañas nuestro derecho a elegir, mostrándonos apáticos e irresponsables con el futuro de este país tan caro a nuestros sentimientos. Por ello invito a mis amables lectores para que, investidos de optimismo y compromiso, concurramos al encuentro.
Nuestro país se aboca a una circunstancia bastante riesgosa y es entregarlo a manos inescrupulosas que tienen un plan bien estructurado para quedarse definitivamente con el poder, algo igual a Venezuela, Cuba, Nicaragua y hacia dónde van Perú y Chile. Con nuestra extensión territorial, población y riqueza, el continente va engrosando gobiernos socialistas de corte populista y totalitario, para así cumplir el proyecto del Foro de San Pablo y la propuesta chavista del Socialismo del Siglo XXI como herramienta efectiva.
En las próximas semanas, conocidos los resultados de la primera vuelta, habrá reagrupación de fuerzas. Según Federico Gutiérrez, “necesitamos generar tranquilidad, seguridad jurídica, recuperar el orden, garantizar oportunidades, el Estado debe llegar con justicia, más vías terciarias y educación”. En ese empeño lo acompañamos.
El país está saliendo de una crisis que nos afectó, como al mundo, en muchos aspectos de la vida, especialmente el económico. El gobierno ha logrado que los indicadores actuales sean de los mejores en América Latina y a nivel mundial. Estamos entre los países con mayor crecimiento de la OCDE. Durante el primer trimestre de 2022, el PIB creció 8,5%, cuando en la prepandemia no llegaba al 5%. En marzo de este año, la tasa de desempleo fue del 12,1%.
La transición energética desde las energías de origen fósil hacia las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER), se debe implementar de manera inteligente y responsable, sin prisa que pueda poner en riesgo, como ha sucedido en Europa, la seguridad energética del país, pero, eso sí, sin pausa. Como lo ha dicho el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, se requiere “una Transición tranquila y eficiente”, a riesgo de enfrentar “una transición caótica” y, añadiría yo, traumática.
Las elecciones del 2022 en Colombia marcarán un punto de inflexión en su historia política. El pasado 13 de marzo se eligió por primera vez una representación significativa de fuerzas alternativas de izquierda y centro, étnicas, indígenas y de víctimas al Congreso de la República. Este 29 tendrá lugar la primera vuelta para elegir presidente y vicepresidente de la república.
A propósito de la reciente celebración del bicentenario de la fundación del Colegio de Boyacá -el primero de los colegios santanderinos-, y del reconocimiento de Francisco de Paula Santander como “padre de la educación pública en Colombia”, en palabras del historiador Javier Ocampo López, resulta pertinente resaltar igualmente el inmenso legado que, más allá de las controversias partidistas, se atribuye a Santander como constructor de la institucionalidad y devoto defensor de la Constitución y la ley.
Definitivamente al revisar las propuestas de los candidatos y sus vicepresidentes, frente a la situación del sistema de salud en Colombia, no queda nada claro. Algunos hablan sobre mejorar la calidad, otros sobre modificar el sistema y eliminar las EPS o de quitarles su función de administrar los recursos del sistema.
Gracias a esta inútil facilidad que tengo para recordar episodios absolutamente irrelevantes de mi vida, todavía puedo evocar aquel día que lo vi por primera y única vez.