El experto Anthony Fauci aseguró hace poco que buena parte de la humanidad se contagiara con covid. Más temprano que tarde. Es una realidad que a todos nos tocará. Las cifras de contagios por la cepa ómicron son impresionantes y se están dando mientras los niños y niñas y los estudiantes están en sus casas descansando.
Ha terminado un inesperadamente trémulo año y no paran de llegar las buenas noticias para el sector editorial de España. Primero, el gremio en pleno presenció la oportuna resurrección del libro de bolsillo, formato que cerró un magnífico 2021 con un incremento del 20% en sus ventas y se consolidó como la alternativa preferida de bajo costo para la masificación de la lectura.
Comenzamos en año con una nueva dimensión sobre el debate de la eutanasia en Colombia. Al fin lograron dos pacientes no terminales poner fin a sus graves padecimientos, con el apoyo humanitario de los sistemas de salud.
Desconcertada por no poder comprender, con las herramientas disponibles, el juego de la política electoral de hoy, me reconozco vulnerable aprendiz en un terreno totalmente desconocido y movedizo: el que usa las nuevas tecnologías para manipular al elector. Lo induce, de manera casi imperceptible, a un voto movilizado por sentimientos como el odio y el miedo, entre otros. Y si sumamos la incertidumbre sobre el futuro que ha generado la pandemia, tenemos electores exaltados, creyendo que tienen en su mano la llave a su libertad.
En la última semana el país escuchó sorprendido al sindicato de educadores, Fecode, defender la insostenible postura de seguir con la virtualidad educativa en los niños y niñas, ya que, en opinión del mencionado sindicato, las condiciones sanitarias todavía no permiten retomar las clases presenciales.
Como si fuera poco y como si fuera tan pequeño el Universo, a algunas mentes particulares se les ocurrió crear un nuevo universo paralelo, a la vez perpendicular, pues es una ilusión mayor a la que ya tal vez, en este momento vivimos. El futuro de la convivencia humana es una red de entornos virtuales siempre activos en los que muchas personas pueden interactuar entre sí y con objetos digitales mientras operan representaciones virtuales, o avatares, de sí mismos.
Se desempolvan algunos porqués, pues las respuestas aún desandan el aire, porque el viento de las horas no los despeina; y se añaden otros porque las preguntas se siguen asomando y porque a principios de cualquier enero da una pereza infinita escribir columnas.
¿Por qué duran tan poco los años?
Colombia, como lo hemos visto y sentido en los últimos años, es una de las sociedades más violentas del mundo. Ese no es un título honroso. Por el contrario, nos avergüenza ante la comunidad internacional. Lo peor es la preocupante tendencia a su aumento, en medio de una preocupante resignación del conglomerado.
La Heroica, con sus maravillosos balcones, rebosantes de buganvilias florecidas de intensos fucsia, purpura y granate, las doradas copas de oro, los pálidos jazmines y coloridos geranios fueron el marco perfecto para la celebración de la decimosexta edición del Festival Internacional de Música de Cartagena, que se tituló “El Color de la Música”. Se puede decir que a Cartagena se la tomaron los colores de la música y las flores.
Colombia enfrenta hoy una grave amenaza que puede acabar con su libertad. Esto nos obliga a ser pragmáticos y a tragarnos muchos sapos en el firme propósito de protegerla. Sin embargo, veo con inmensa preocupación como triunfan las ideas contrarias a la libertad económica y no precisamente promovidas por políticos de izquierda. La mal llamada “derecha” parece dedicada a destruir especialmente la mediocre libertad económica que tiene el país, y así condenar a millones de personas a la pobreza.