Una cumbre. La “Cumbre de las Democracias”, convocada por el presidente Joe Biden, en lo que parece un esfuerzo por recuperar para Washington el papel autoasignado de “líder del mundo libre”, mientras la democracia liberal parece atravesar uno de sus momentos más difíciles, incluso en casa del anfitrión mismo.
El valioso informe de la ANDI sobre el hambre en Colombia debería estremecer a la sociedad y a todas las gentes que tienen que ver con la política, la economía, la educación y el desarrollo, como a las personas de toda condición que les interesa el futuro de Colombia. Ese estudio nos muestra que en algunas zonas del país estamos peor que en Biafra, en donde los niños que nacen hoy como carecen de seguridad alimentaria están cercados por el hambre, sin aliciente para el mañana, ni futuro distinto que sufrir, padecer el hambre y toda suerte de enfermedades.
Siempre en disposición, tanto de mente como de corazón, es como se mejoran los comportamientos y las actitudes ciudadanas. Es nuestra mejor norma existencial, la constante entrega a los demás.
Aumentar la consciencia, despertar, no es tarea sencilla. El primer obstáculo, de muchos, es no darnos cuenta de que estamos dormidos.
El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden y su homólogo ruso, Vladimir Putin, son viejos conocidos: Se vieron por primera vez en el año 2011 y entonces Biden le dijo "Pienso que usted no tiene alma", a lo cual este le respondió: "Sin embargo nosotros nos entendemos". Al parecer lo han sabido hacer en un mundo sin guerra fría. Ahora volvieron a encontrarse, pero en forma virtual y aunque mantienen sus " líneas rojas", expresaron voluntad en lograr unos mínimos consensos para seguir disfrutando de su buena amistad.
Las últimas encuestas traducen las ventajas de las que goza Gustavo Petro y que poco inquietan a sus relegados competidores. Mientras el candidato del Pacto Histórico acumula propuestas irrealizables, pero de buen recibo en una ciudadanía incrédula en las bondades de las instituciones, los demás aspirantes se engarzan en disputas de mecánica electoral que acentúan sus vanidades y también sus incapacidades para conectar con una ciudadanía inmersa en angustiosa incertidumbre sobre su futuro.
Sigo con el mismo cuento: tenemos “el enemigo en casa”. No sabemos quién es el enemigo, pero la mayoría de los ciudadanos del mundo occidental están infectados por alguien que ha borrado la verdad, la libertad, el amor, de nuestra vida.
Lo que fortalece a Petro es la falta de carácter, propuestas y credibilidad de la centroderecha, del centro y de la centroizquierda y de la izquierda centro medio centro. Hombre, con esos perfiles que ocupan este caduco y extenso escenario del lagarto ‘centro’, ¡hasta Goyeneche o Regina 11 irían ganando!
Es interesante aquélla paradoja que reza así: “Como Dios quiere mucho a los pobres creó millones y millones de pobres; pero como Dios quiere mucho a los ricos, les entregó todas las riquezas a unos pocos”.
Frente a la realidad económica del país se afianza optimismo con experiencia para ver pronto efectos de la Reforma Tributaria, quitando cargas que encarecen consumos, durante varios años; todo parece indicar que el intento advertido esta semana significa un verdadero reordenamiento con justicia social para el fortalecimiento de cultura económica, al consolidar proceso humanitario en Colombia.