Yitzhak Rabin fue un mártir por una causa justa, la búsqueda de la paz, siempre lo será. Aunque a veces la guerra se le anteponga. Rabin no era un líder común, pues su discurso estaba dedicado a todos aquellos que creían o creen en una sociedad en la que exista la sensación de la armonía, tal vez no perpetua, pero sí en continuidad. Rabin era un líder como pocos.
Cuando si por azar se han vendido a un grupo, procuren quedarse vendidos y no entren en seguida a subastarse al por menor. Eso devalúa la marca y la airosa razón social de sus movimientos. Consideren que ya de suyo en esos gajes del oficio, la oferta supera a la demanda. Y para ser puntillosos es más decoroso el político que se vende y se queda vendido de una.
Como resultado de la COP26 los gobiernos del mundo han tenido que entender que la deforestación es una de las principales causas del cambio climático.
Cabe insistir de nuevo en principios que con frecuencia olvidan los transitorios titulares del poder político: el de supremacía o supra legalidad de la Constitución, y el de sujeción de los gobernantes a las decisiones judiciales.
El poder constituyente aprueba, proclama y pone en vigor el ordenamiento jurídico fundamental de la sociedad y la estructura del Estado. Lo hace en ejercicio del poder soberano, que en una democracia reside en el pueblo.
En Colombia vienen sucediendo hechos que con el cruce de las innumerables noticias que se producen, la ciudadanía no alcanza a visualizarlos en su verdadera dimensión y son de la mayor gravedad tanto para la vida institucional del país como para el próximo futuro de nuestra democracia.
Los acuerdos urgentes e inmediatos para detener el calentamiento global no se lograron en la reunión del COP26. Ni siquiera se logró el compromiso de garantizar que la temperatura global no aumente más allá de 1,5 grados con respecto a la temperatura anterior a la Revolución Industrial; algo indispensable para detener la catástrofe que nos amenaza, según dicen los científicos. Hoy se puede calificar la reunión de Glasgow como ¡fracaso! Suena duro, pero hay que decirlo.
Ha llegado el momento de sustituir el discurso sobre la “era de la información” por el de la ‘pantocracia’.
Es fácil recordar aquellas muestras de arte románico y bizantino en que el Creador aparece sentado en el trono, bordeado por una óvalo y bendiciendo al mundo entero.
Se trata de la imagen del pantocrátor, o sea, del todopoderoso, como el mismo nombre lo indica.
Por estos días, para ser más exacto el 5 de noviembre, la policía nacional de los colombianos cumplió 130 años de su fundación. Son ciento treinta largos años de historia y constante crecimiento de un cuerpo nacido ante la urgente armonía cívica y organización ciudadana que demandaba el país, también en crecimiento y desarrollo permanente.
Colombia lleva tres años consecutivos con el presupuesto más alto en la historia en educación, sin embargo, eso no se traduce en calidad.
Si quedaba alguna duda que el proceso contra el presidente Uribe es político, quedó evidenciado que lo es. Presiones, la trasmisión ilegal de la sesión reservada por periodistas antiurbistas son muestras y el fallo es la prueba.