Recuerdo que hace muchos años, durante alguna de mis madrugadas sonámbulas en la universidad, el profesor cualquier-nombre-y-apellido que dictaba la asignatura de derecho-de-lo-que-sea le tendió una trampa colectiva a mi clase con un intempestivo quiz de control de lectura sobre el texto de turno que debíamos estudiar. Si bien ya no sería capaz de evocar exactamente la pregunta, sí recuerdo muy bien la respuesta o, mejor aún, la localización exacta de la respuesta: una discreta nota al pie de la séptima página camuflada entre manchas de tinta y café con leche.
Para empezar, no hay que tener recelo ante nada ni por nada, de todo se sale; del mismo modo de la pobreza y del destierro; si acaso, de lo que si hay que tener miedo es del propio miedo, que es lo que nos resta vida y nos hunde en el desconsuelo.
Debe reconocerse que el director del DANE, doctor Oviedo, ha sido quizás el mejor funcionario de este gobierno.
La agitada vida colombiana ha permitido que en los últimos años prácticamente todos los ciudadanos nos hayamos sensibilizado acerca de lo mucho que está por hacer para ser una sociedad realmente mejor en todo sentido. Tenemos un poco la tendencia a pensar que son los otros los que tienen que hacer lo que hay que hacer y no siempre nos preguntamos qué es lo que cada uno puede y debe hacer. En verdad cada persona, pero especialmente las más favorecidas, pueden tomar decisiones y acciones, que harán que otras mejoren progresivamente sus condiciones de vida.
Latinoamérica y el Caribe en su conjunto han oscilado durante los siglos XX y XXI entre avances y retrocesos con respecto a la calidad de la democracia que, sin excepción, los estados han adoptado.
El expresidente Álvaro Uribe Vélez, en publicitada reunión con el sacerdote jesuita Francisco De Roux, propuso encontrar la forma de avanzar a una amnistía general para lograr la paz total y poder salir de la trampa de la polarización política que afecta a Colombia. El expresidente lanzó esa sugerencia, una especie de “borrón y cuenta nueva” en reunión no oficial con el sacerdote quien preside la Comisión de la Verdad.
La música está presente en todo lo creado. Tenemos una canción interna que, cuando la escuchamos, nos conecta con nosotros mismos y con los cielos.
El 2 de enero de 1492, Boabdil, el desdichado, entrega las llaves de Granada a Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Es, entonces, cuando empieza la leyenda: la caída del último bastión del AlAndaluz marca el final de una era de más de ochocientos años de presencia de los musulmanes en la península Ibérica.
En medio de las dificultades que ha enfrentado el país en años pasados, no ha sido fácil percatarnos de los cambios que durante las dos últimas décadas han afectado a la educación y sus instituciones.