Una avanzada tecnología de Inteligencia Artificial se había atrevido a decir que Francia sería el campeón de la Eurocopa y que Brasil sería el vencedor de la Copa América. Las mismas herramientas habían descartado a Colombia en fase cuartos de final. Cómo diría la parodia de La Luciérnaga: eso es lo bonito del fútbol.
Desde hace mucho tiempo en Colombia ha hecho carrera que los políticos tomen como escampadero a los medios de comunicación. Hoy varios de los que se han lanzado al ruedo como candidatos presidenciales, aplicaron esa estrategia que parece rentable para ellos pero nefasta para la credibilidad del periodismo. No quiero hablar sobre la calidad de los candidatos, pues muchos de los que mencionaré en esta columna son buenas opciones para liderar al país.
Se cumplieron, casi sin pena ni gloria los treinta años de la Constitución Política de Colombia, aún con muchas normas para ser desarrollados y reglamentados, entre ellos, el artículo 129 Superior, huérfano de reglamentación.
Por mucho tiempo hemos pensado y defendido, que lo mejor que tiene nuestro país son sus gentes. Hasta ahora ese discurso ha funcionado para exprimir lo mejor que tenemos como sociedad.
Aferrarnos al capital humano como última oportunidad se fue convirtiendo en la esperanza, esa que nunca se nos iba a perder.
El 1 de enero de 1959, Fidel entra triunfante a La Habana y, ese día, los destinos de América Latina cambiaron de rumbo. Empezaba la dictadura más oprobiosa del continente, que hoy, 62 años después, se enfrenta al grito espontáneo del pueblo que anhela libertad.
A cualquier persona que visite Granada solo le hará falta levantar la vista hacia las montañas para transportarse a través de las dimensiones hasta el universo místico de las Mil y Una Noches sin tener que salir de Andalucía, pues coronando el cerro de la Sabika, y como si del espejismo de un oasis se tratara, yace la Alhambra, una colosal fortaleza de piedra y arcilla que protege la ciudad desde las alturas hace más de ocho siglos.
Nuestra generación tuvo el privilegio y la oportunidad de vivir los grandes cambios la modernidad de nuestro país, allá por los sesenta, en el siglo pasado. Fueron los años en que irrumpió con fuerza la televisión y muchos periódicos cambiaron formatos y redacciones. Fueron años muy ricos en acontecimientos y eventos. Dos figuras brillaron con luz propia y hoy, en tiempos de pandemia, infortunadamente, se nos han ido. Dos grandes amigos y contertulios.
Siendo presidente de Francia Nicolas Sarkozy se convocó una importante misión de expertos para analizar los límites y restricciones que tienen las cifras tradicionales del PIB. De esta misión hicieron parte, entre otros, destacados economistas como los premios nobel J. Stiglitz y A Sen.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en su número 2277: “Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable”. Bien vale la pena recordar esta enseñanza de la Iglesia, inspirada en la Sagrada Escritura -la Biblia- y en la milenaria experiencia que tiene en el acompañamiento de quienes más sufren.
Los recientes acontecimientos reportados desde Cuba son muestra de que en efecto, como era de esperarse, el cambio que se produjo con ocasión del VIII Congreso del Partido Comunista que tuvo lugar hace poco, fue visto como oportunidad para profundizar las manifestaciones de descontento con el régimen.