La elección de Pedro Castillo en Perú, algo que cuando escribo esta columna es prácticamente un hecho, es el triunfo de lo absurdo, en todo el sentido de esta palabra.
Creo que es oportuno escribir nuevamente sobre el covid, esta vez desde mi experiencia personal, incluso después de haber sido vacunado en enero y febrero, respectivamente, con dos dosis de Pfizer.
Bueno, pues nos visitó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y recibió una información muy pormenorizada sobre las alteraciones del orden público que se viven en nuestro país. Pudimos percibir sin mayores detalles ante la privacidad de las reuniones, que los representantes de sectores adversos al gobierno tuvieron la posibilidad de presentar informes detallados, donde se acusa al régimen y sus instituciones de violentar los derechos humanos por infinidad de motivos.
PLANETARIO
Está clarísimo que por acá y acullá pululan los gobiernos que son catastróficos, calamitosos, desastrosos. Es más: invito al lector a que cierre los ojos e imagine uno. ¡Correcto: ha acertado!
Human Rights Watch (HRW), entidad financiada por George Soros, un rabioso promotor de izquierda, dice que “para asegurar nuestra independencia, no aceptamos apoyo de ningún donante privado que pudiera comprometer nuestra objetividad e independencia y estamos comprometidos a mantener altos estándares de precisión e imparcialidad”.
La realidad y el entorno socioeconómico en el que nacen e interactúan las personas condicionan su condición social, el desarrollo de sus capacidades y su desempeño hacia el futuro. No da lo mismo haber nacido en Dinamarca que en Cundinamarca, ni da lo mismo haber nacido en El Chicó que en el Chocó.
La CIDH concluyó su visita de trabajo en Colombia, adelantada en medio de tensiones por la complejidad y gravedad de la situación a raíz de la protesta social desatada desde el pasado 28 de abril. Y de los prejuicios de algunos sectores sobre su papel y objetividad. Los gobiernos tienden a resistirse a miradas externas en no pocas ocasiones y más cuando de violación de derechos humanos se trata (Ej. Venezuela, Nicaragua o Irán).
Cuando todo se vuelve gris yo pienso en El Hombre que Plantaba Árboles, un cuento escrito por Jean Giono en 1953. Es la historia de un pastor que se dedica a restaurar un paraje ruinoso en Francia. La trama empieza en 1910 y termina en 1947, mientras Europa afronta el horror de las dos guerras. Durante cuatro décadas, él se dedica pacientemente a recolectar bellotas y sembrarlas a su paso. Así logra convertir el desolado lugar en un fértil y frondoso valle.
El antiguo fenómeno del antisemitismo ha vuelto a levantar su repugnante cabeza en los últimos días. Ni siquiera ha intentado camuflarse en el lenguaje de "justicia" o "derechos humanos", sino que se ha manifestado como un odio directo contra Israel y los judíos de todo el mundo.