Cuando se barajan nombres de candidatos a la presidencia, sin desconocer méritos de ninguno, destaco el de Germán Vargas, su vocación por el servicio público, la actividad adelantada como concejal de Bogotá, ministro y vicepresidente de la República, son numerosas sus realizaciones en beneficio comunitario.

Algunos amigos me han preguntado por qué últimamente no he escrito columnas sobre problemas internacionales. Y la respuesta la tengo hoy: un tema candente que está pasando desapercibido y sobre el cual la revista Foreign Policy acaba de alertar en un análisis del 9 de abril 2021 escrito por Amy Mackinnon. 

Al observar la trayectoria de la curva de contagios del Covid-19 en Colombia durante el año de pandemia, así como sobre la probable tendencia que de la misma hizo el INS para la tercera ola, resalta la coincidencia de los picos de contagio con los tradicionales picos de consumo, los cuales están relacionados con épocas festivas, celebraciones o periodos de descanso y vacaciones. Es decir, lo que en la normalidad se consideran fechas fuertemente orientadas al estímulo del consumo masivo, factor esencial del ritmo y reactivación de la economía.

Según ha trascendido un Fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia tomó la decisión de imputar el cargo de peculado en beneficio de terceros al exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, por haber contraído un crédito en dólares por US $77 millones, primero porque supuestamente “no se hicieron los estudios para sustentar la necesidad de avanzar en esa operación en una moneda extranjera y no en pesos”.

La pandemia del coronavirus está mostrando los límites del “populismo que niega la realidad”, había dicho  la canciller alemana Ángela Merkel hace un tiempo ante el parlamento europeo, al presentar los planes de su país para presidir durante seis meses la Unión Europea. “Estamos viendo en estos momentos que la pandemia no puede ser combatida con mentiras y desinformación, ni con odio o agitación” y añadió, en medio de aplausos, “en una democracia, la realidad y la transparencia son necesarias”.

En asocio con la pandemia, la vacuna, desde el punto de vista de la salud física y los impuestos, que son otra especie de inoculación, dan una sensación de libertad y conquista, ilusoriamente en la idea de que con ellos todo se ha superado, alejándose de la premisa de que toda acción tiene su proceso y trae sus consecuencias.

Todos pensamos que la digitalización acelerada y obligada que trajo la pandemia (esta eterna pesadilla) alejaría a los consumidores del viejo y querido televisor. Nada de eso. La televisión tradicional supo adaptar sus contenidos y parrillas para volver a capturar la atención de la gente.

El plan de vacunación en Colombia va lento y preocupa. Primero porque estamos viviendo el tercer pico de la pandemia y segundo porque es muy probable que terminemos teniendo un país por cárcel. La Unión Europea ya está discutiendo la posibilidad de un pasaporte sanitario para determinar que solo pueden circular entre países aquellos ciudadanos que hayan estado vacunados. Seguramente, en un futuro no muy lejano, no se podrá viajar sin haber sido inmunizado.

Decía Margaret Thatcher que “el aplauso muere en un día, pero la convicción perdura”. Por ello, la Dama de Hierro nunca gobernó según “cada giro de las encuestas”. “Nuestro estilo”, afirmó, “es decidir lo que es correcto, no lo que conviene de manera temporal”.  

Rayaba el mediodía en Palmera, un corregimiento del municipio de Caño Indio, en el Catatumbo cuando comenzamos la ceremonia de entrega de una obra de placa huella: 320 metros en los que se invirtieron $134 millones de pesos. Esa placa huella beneficia a más de 2 mil personas de 30 veredas que transitan la vía, que llega hasta el río Catatumbo. Es una de las rutas que las comunidades y sus líderes de grupos motores, priorizaron en el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para esta zona de Norte de Santander.