El país entra en la recta definitiva, entre lo imaginado para ver caer pronto el virus, gracias a medicina sapiente, o lo peor, siguiéndole la carrera loca y siniestra, contra mentes y corazones de gran vida, con origen celestial.
Si solidaridad es responder a la ley natural, al bien común, aceptar que todos dependemos de los demás, como cuando reconocemos que la experiencia ajena es imprescindible para la supervivencia de la especie humana. De aquí que sí no aceptamos la importancia del “tapa bocas”, de mantener la distancia con los otros o de lavase las manos, como estrategia de prevención frente al coronavirus, estamos viendo que la irresponsabilidad de algunos tiene al mundo entre la espada y la pared.
Es innegable que el Estado colombiano tiene salarios que son demasiado altos, como los de congresistas, magistrados, procuradores, contralores, delegados, presidentes de agencias, entre otros. Siempre me ha parecido extraño que un país con población en pobreza, prefiera gastar sus recursos en nómina.
A pocos les fue tan bien este año como al autor Crescencio Salcedo a quien le dejó, al menos, una yegua blanca -de la esperanza- pues al resto de los humanos nos legó al cuarteto completo de los potros del apocalipsis, cabalgando solos, porque nos mató a los jinetes con disparos no de Colt, sino de covid-19. Año de ingrata recordación, para olvidar ya.
“Esperanza no es lo mismo que optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte”.
(Václav Havel)
Como se predijo y se esperaba, el Gobierno por Decreto señaló el salario mínimo que regirá para el próximo año, aumentando el actual en 3.5%, lo que significa un alza de $30.723 y quedará en la suma de $ 908.526, más el subsidio de transporte que será de $106.454.
Así como una canción de la cultura ladina, es decir, de los judíos que vivieron durante siglos en la península ibérica (en Sefarad -España-) hay que decirle adio a este año 2020 que al fin se va. Dice la canción: Adio, adio kerida, no kero la vida, me l'amargates tu (Adiós, adiós querida, no quiero la vida, me la amargaste tu). Al parecer, a muchos, este año amargó sus vidas y sin lugar a dudas a quienes perdieron seres queridos, ya quizá ni quieren la vida.
Hoy, el último día del año 2020 que seguramente se recordará como uno de los má
Termina el año 2020 en medio de la incertidumbre que genera enfrentar una pandemia y esperando con ansias el inicio de la vacunación. Un año en el que los efectos del coronavirus echaron a perder los avances en materia de reducción de pobreza y crecimiento económico que había logrado Colombia en la última década.