Miguel Antonio Caro marmóreo, rígido, sin compasión y sin entrañas.
Recordaba a Carlo 12 de Suecia de quien se dijo: Si se examina a este Monarca, no se le encuentra una vena con sangre. Cuando lo derribó estrepitosamente, un brioso corcel en una batalla, gritó: “Dios mío”. ¿Olvidas todo lo que he hecho por ti?