El video que muestra la acción repudiable de dos agentes de la Policía Nacional en contra del ciudadano Javier Ordóñez, desató la natural indignación ciudadana, no solamente por la crudeza del sometimiento físico de la víctima, sino también por su posterior fallecimiento en las instalaciones del CAI próximo al lugar de los hechos.
Los abusos de la policía son inaceptables, deben ser sancionados con toda la contundencia. Haber asesinado al abogado Ordóñez en medio de torturas es infame. Esperamos ver a los responsables en la cárcel muy pronto. Entiendo que algunos colombianos hubieran salido a expresar su repudio. Es la expresión legítima de la indignación.
Mi niño acaba de entrar a tercero de bachillerato y le pregunté si este año tendría clase de Cívica. Su lenguaje gestual lo dijo todo: no conocía el término. Me dijo que en Sociales le daban Ética y que por ahí lo pusieron la otra vez a leer los derechos humanos de la Constitución Política.
En desarrollo de la actuación brutal de integrantes de la Policía Nacional la noche del 9 de septiembre, día nacional de los derechos humanos, que le causó la muerte a Javier Ordóñez, como lo ponen de manifiesto todos los videos que se conocen de ese lamentable episodio que ha provocado tanto rechazo e indignación en los colombianos de bien que salieron a protestar y que desafortunadamente aprovecharon los vándalos para destruir CAIs, buses de TransMilenio y vehículos en Bogotá.
Para la reactivación del transporte aéreo en Colombia se han inventado unas fases en las que este proceso se llevará a cabo. Unos términos que no existen en el mundo y que ni la IATA cree todavía. ¿Qué significa “slot sanitario” por ejemplo? Esto no lo entienden en ninguna parte del mundo.
Durante mucho tiempo los colombianos esperaron, unos con rabia, otros con esperanza y la generalidad con el deseo de encontrar en Colombia un cambio, un nuevo camino, o una dirigencia que trajera la paz y la convivencia, para parar el desangre en que nos encontramos desde hace 60 años.
El mes pasado, el viernes 21, encontré interesante artículo del P. Alfonso Llano Escobar, en su periódico “El Tiempo”, pues allí, con justa razón, lo acogieron por varios años, “como en su casa”. Volviendo a la sencillez de su infancia, y, dando testimonio de gran inocencia, celebraba haber llegado a 95 años. Fue nueva la salida de este sacerdote, después de periódicos silencios impuestos por sus Superiores Religiosos a quienes atiende como obsecuente súbdito de su comunidad, la Compañía de Jesús.
En un Estado de Derecho, las autoridades son indispensables para mantener el orden y proteger a los ciudadanos residentes en Colombia en su vida, honra, bienes, creencias y libertades.
Tras varios años de un pusilánime gobierno por parte de la izquierda capitalina, para quienes no parecieran recordarlo, es esta la peor administración que se ha percibido, a pesar que el estándar lo dejaron lo suficientemente alto exalcaldes como Lucho Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro. Estos se encargaron de atrasar la ciudad varias décadas.
Han sido días de muchas tensiones. Nos enfrentamos a unos días difíciles, donde agentes del Estado se enfrentaron a ciudadanos inconformes con un trágico balance de 11 muertos. Los daños materiales, por supuesto, son lamentables, porque suponen una pérdida social grande, pero sin duda que el balance en vidas debe ser lo que centre nuestras reflexiones, decisiones y acciones.