Cursa en el Congreso el Proyecto de ley que reglamenta el Acto legislativo 05 de 2019, modificatorio del Acto legislativo 05 de 2011, que reformó el régimen de regalías. Dicho proyecto ha debido ser presentado a más tardar el 30 de marzo, como lo dispuso el propio Acto legislativo, pero sólo se hizo el 5 de agosto; por su parte el Congreso tiene plazo para su aprobación el 30 de agosto, de lo contrario quedaría facultado el Ejecutivo para expedirlo mediante Decreto legislativo.
En lo que va del 2020 Colombia ha visto -y su población ha sufrido 43 masacres-, el recrudecimiento de la violencia y el regreso del horror a los territorios. Mientras eso sucede, el país político, sin ningún tipo de vergüenza, está concentrado en hacer acuerdos burocráticos para feriarse las instituciones.
El historiador Niall Ferguson comparó la reacción de varios gobiernos al coronavirus a los abruptos movimientos de un jugador de “aplasta un topo”, el juego de maquinitas de origen japonés que consiste en propinar golpes con un mazo a los insectívoros plásticos que emergen al azar de varios orificios en la superficie del artefacto.
La crisis económica que vive el país por cuenta del Covid-19 19 y las estrategias a implementar para poder solventarla, no le interesan a la izquierda radical de nuestro país.
Escribo estas líneas después de enviarle una carta al ministro Zea, a quien agradezco su interés en hallar soluciones a la difícil relación de cadena entre los ganaderos y la industria láctea, aunque estamos lejos de atenuar siquiera las fallas estructurales en ese mercado.
Que la economía empresarial está convaleciente es una verdad de a puño. Además del alto índice de desempleo, no es sino darle un vistazo a recientes titulares: “Con IA atenderemos avalancha de empresas en ley de insolvencia”. “Seguridad Social perdió un millón de cotizantes”. Y en entrevista concedida a El Tiempo, el Superintendente de Sociedades sostuvo que “vamos a entrar en una pandemia empresarial, en el sentido de que tendremos un gran número de compañías en situación de insolvencia”.
“Pienso luego existo”, según Descartes, nos permite recordar acontecimientos históricos para registrar las ejecutorias de importantes hombres que compartieron ideales y propósitos comunes a favor de la humanidad.
Cuando comenzó esta pandemia, la administración municipal que parecía tener peligrosos sesgos populistas era la de Bogotá. Mientras que la de Medellín brillaba por su seriedad y aplomo. Con el correr de las semanas, y sobre todo a partir de los episodios desafortunados con la junta de EPM, los papeles parecen haberse invertido: ahora la que luce seria es Bogotá y la que muestra inquietantes perfiles populistas es Medellín.
Las naciones, abocadas a lidiar con idéntico problema, tienen retos y también significativas oportunidades para aprovechar.
En el pasado no han sido extrañas tragedias producidas por guerras mundiales, por depresiones económicas con efectos globales, o por pandemias, que han dejado sólo ruina, individuos en precaria situación para subsistir y a los Estados en encrucijadas para cumplir sus fines.
La crisis generada por el Covid-19, como otras grandes crisis, pone a la humanidad a pensar y a ejecutar decisiones nuevas y a menudo radicales. En la sociedad en general y en los individuos en particular, se despierta un sentido “práctico”, como respuesta a un enemigo muy grande. Esa respuesta puede por momentos archivar el sentido humano y hacer uso de procedimientos que en otra situación no se darían.