Ocurren en este país del Sagrado Corazón cosas bien curiosas, como la actitud de un patrullero que responde al nombre de Ángel (como caído del cielo), quien se niega a cumplir con su deber por pesar con una familia desamparada a la que le ordenaron desalojar de una invasión, y la solicitud de renuncia que hace el inefable senador Pietro Ferragamo a la señora Vicepresidente de la República porque a un hermano suyo lo condenaron en USA por llevar heroína hace un cuarto de siglo.
Hay que luchar contra la idea de que el viejo es funcionalmente limitado (…) La mayoría de la población anciana no se halla impedida.
Ricardo Moragas, gerontólogo
“Prudencia, buen seso, juicio”, son, según el “Diccionario de la Academia Española” elementos de la “cordura”. Todo esto es lo indispensable, en Colombia y en el mundo, ante la dolorosa situación en que nos tiene sorpresiva pandemia y las medidas que toman los responsables de decidir en busca del bien general de las naciones.
Con el sugestivo nombre de “hipoteca inversa” se lanza por el Gobierno nacional una política de crédito, destinada a los mayores de 65 años, anunciada la semana pasada como esquema de protección a
Si llegan a comprobarse, así sea parcialmente, los latrocinios de dineros destinados a enfrentar la pandemia, sería la muestra más diciente y vergonzosa de los extremos a donde puede caer la moral pública en nuestro país. Sería la chispa que buscan los pirómanos para “justificar” la explosión social.
Se dice que los buenos conductores se conocen bajando. Uno sabe qué tan bueno es un gerente de acuerdo a cómo actúa en los tiempos difíciles, en los tiempos fáciles casi a todos les va bien. Al director de la Dian, José Andrés Romero, le ha ido bien y es lo que uno esperaría. En los últimos dos años le han aprobado dos aumentos de personal e impuestos, en mi opinión necesarios.
Llegó a mis manos una guía del docente del año 2010 de la Universidad La Gran Colombia, con una introducción escrita por un profesor amigo, Javier Panqueva Tarazona (qepd). Diez años después, encuentro en esta oda una enseñanza maravillosa que todo maestro debería seguir. Quiero compartirla con mis lectores:
TOMARSE, disfrutar, degustar, saborear y compartir un café nos mantiene despiertos y alertas para resistir y reinventarnos.
Habrá quien prefiera el té y las aromáticas. Pero nuestro país marca una preferencia singular por el café en la mesa, a cualquier hora y circunstancia.
El mundo avanza a pasos agigantados en la eliminación de prácticas que implican dolor y sufrimiento innecesarios, la aspiración no es nueva en la humanidad, ha sido una constante y a ella se le deben entre otras, la existencia de los Derechos Humanos y su universal práctica de inserción en los textos constitucionales como derechos fundamentales.
Es lamentable que instrumentos brindados por los avances de la tecnología -como es el caso de las redes sociales- no estén siendo aprovechados con un sentido positivo, para el beneficio general y para el mejor ejercicio de derechos esenciales como las libertades de expresión y opinión, el acceso a la información, la comunicación entre las personas, el sano debate político, jurídico o económico, sino como virtuales cuadriláteros en que se lucha sin lealtad ni valor, sin argumentos, sin dignidad, sin el mínimo respe