El Congreso de la República se encuentra en una disyuntiva para el cumplimiento de sus funciones constitucionales. No se puede reunir con la presencia de sus miembros por las limitaciones impuestas por las medidas que se han venido adoptando para contener la propagación del coronavirus y todavía persisten las dudas, mientras no se reforme la Ley del Reglamento, sobre la legalidad de las sesiones virtuales para aprobar leyes o actos legislativos. Otra cosa son los debates de control político.
En contra de lo que muchos piensan y quisieran, a las aerolíneas hay que tenderles la mano. Además de ser un servicio público esencial la aviación representa el orgullo nacional. Cada tail representa una nación en un aeropuerto del mundo. Una historia y una mística detrás.
Entre el Presidente de la República y Claudia Nayibe, señora Alcalde de Bogotá, existen grandes diferencias de talante.
Cada día trae su afán, cada Semana Santa sus especiales gozos para quien quiera aprovecharlos para el crecimiento espiritual. Por allá, en el lejano año 1939 comencé a interesarme por cuanto se realizaba en esta semana que atraía el interés de mi creyente familia y la casi totalidad de las buenas gentes de Garzón.
Mientras en Colombia y en gran parte de los países del mundo sus poblaciones tratan de sobrevivir a la pandemia que los acosa con el coronavirus, que penetra organismos y pulmones de la humanidad, a los sectores bancarios e inversionista, ni siquiera el toca un simple catarro, o “influencia” bugueña de que habla cierta senadora.
Desde que se comenzó a sortear la pandemia se han tomado medidas por el Ejecutivo tendientes a conjurarla, la mayoría necesarias, según lo que recomiendan los expertos en salud pública, como las del aislamiento social y otras buscando fortalecer el sistema de salud, procurando recursos, etc.
¿Es posible pensar y comportarse como si el virus no existiera? Sí, algunos pocos lo hacen
¿Es posible sobrevivir dándole la espalda? No se sabe.
Lentamente el mundo va retomando su normalidad, entendida esta como el regreso, en lo posible a las actividades regulares, con la esperanza de llevar las cosas al nivel de productividad y consumo en el que se encontraban al momento de entrar a la cuarentena.
Incluso antes de que iniciara la pandemia del Covid-19 teníamos un problema realmente preocupante con las cifras de desempleo femenino. La brecha de desempleo entre hombres y mujeres fue de 5.4 puntos porcentuales en promedio en 2019. Más preocupante aún es que para el primer trimestre de este año la brecha aumentó a 6.6 puntos.
Mañana inicia mayo 2020 con una bendita curva que no aplana: la pandemia. Y el mundo está hambriento no por falta de alimentos, sino porque no hay con qué comprar.
La población global seguirá guardada aunque habrá algunos intervalos para salir e ir desplegando alas progresivamente.