La solidaridad no es un eslogan en nuestro Estado Social de Derecho. Ella hace parte de su esencia como principio fundante, por lo que hoy más que nunca resulta pertinente recordar que las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.
En un hecho sin precedentes, el precio del petróleo WTI se hundió estos días por debajo de su piso, al entrar en barrena cotizándose a -US$37.63, experimentando una caída de US $55.90 con respecto a su cotización el pasado viernes. Ello, a pesar del acuerdo al que arribó la OPEP + el pasado 9 de abril, con el cual se trató infructuosamente detener la caída de los precios del crudo, pero ya era tarde, el daño ya estaba hecho y era irreversible.
La crisis económica causada por el Covid-19 está alcanzando a millones de personas en nuestro país, afectando sus ingresos, disminuyendo su capacidad de pago, impidiendo el oportuno cumplimiento de las obligaciones de millones de hogares. Para eso, el Gobierno Nacional ha dispuesto una serie de ayudas para los más vulnerables, así como medidas de rescate para los sectores más afectados, y alivios fiscales para el conjunto de la economía.
El hastío que se siente al vernos en manos de los políticos que están tomando decisiones para el manejo de la pandemia, es muy grande. Aquellos liderazgos bien ejercidos tienen el respaldo social. Pero el desgaste al que los políticos someten a la población con una necesidad de atención permanente es innecesario.
Aclaro al paciente lector que esta columna no versa sobre los honorables congresistas de país alguno.
Imaginar futuros azarosos a partir de la lectura del presente, es el ámbito de las distopías; y cuando veo la lluvia de mezquinos golpes contra el Presidente, en medio de la angustia de un pueblo, se me ocurre mi propia distopía sobre la Colombia de pasado mañana.
Hablar del “Trapo rojo” en un periódico de estirpe conservadora se contrapone con la expresión “bandera azul”, que en singular incluye el himno del Partido Conservador. Habitualmente, la expresión “rojos”, muy utilizada en España durante la Guerra Civil de 1936 a 1939, era una expresión de los nacionalistas (léase franquistas) hacia los republicanos, por la pañoleta que anudaban al cuello.
Los episodios de discriminación al personal médico, a causa de su titánica batalla en contra del coronavirus, aunque no son generalizados tienen mayor frecuencia de lo que se publica en medios de comunicación. Son inadmisibles las agresiones a médicos, enfermeras y en general quienes trabajan en los centros hospitalarios, acusándolos de ser foco de contagio.
El Covid-19 obliga a los gobiernos a actuar en escenarios que desbordaron todas sus previsiones sin contar con derroteros seguros para superar el inmenso desafío que el virus implica para la vida y su conservación. Ese desconcierto se acentúa ante la indescifrable naturaleza y componentes del virus que exige asumir riesgos fríamente analizados y ponderados para su detención y erradicación.
Estamos empezando a ver -ante la emergencia de la crisis del coronavirus- una manera de presentar las cuentas fiscales que puede tornarse contraproducente, a pesar de la mejor buena voluntad con que se les maneje. Inclusive puede volverse en contra de la misma credibilidad de las cifras.