“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”, dice Charles Dickens al empezar la “Historia de dos ciudades”.
Las tres últimas décadas han sido en Colombia el mejor de los tiempos.
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”, dice Charles Dickens al empezar la “Historia de dos ciudades”.
Las tres últimas décadas han sido en Colombia el mejor de los tiempos.
Quien se hubiera imaginado que estamos en la era de la “post-verdad”, hace poco, en mis clases hablaba de la era del ego-eros como un mundo centrado en los instintos y el egoísmo, pero jamás pensé que llegaríamos a negar que las cosas son lo que son, cuando la historia nos ha mostrado, hasta la saciedad, que la realidad nos pide reconocer que la razón busca la verdad: para no ir muy lejos basta mencionar las dos guerras mundiales o los millones de niños en el mundo muriéndose de hambre o las
LAS apuestas políticas y religiosas -en últimas, las diferentes visiones de mundo que cada persona tiene- nos permiten expresar nuestras singularidades. De ello a invalidarnos mutuamente, hay mucho trecho.
Con relación a los últimos acontecimientos de orden público en el país parece que hemos terminado en el peor de los mundos: los dirigentes del paro nacional creen haberlo ganado todo y el gobierno considera, a su vez, que no ha perdido nada. Y como telón de fondo todo parece reducirse a una cuestión de semántica, para los primeros se trata de "negociaciones" mientras que los segundos estiman que sólo son "conversaciones". Más que una confrontación es un verdadero pulso de poder.
Se acerca ola de temor y descuido que provoca venta de pólvora y artefactos pirotécnicos en navidad. No puede ser economía popular, con supuesto objetivo de favorecer a personas de escasos recursos para sostenimiento familiar.
El recluso tiene rabia, o impaciencia por la pérdida de su libertad; no trabaja, pues, a gusto. Así se ha visto a través del estudio de la psicología carcelaria, y esto le merma rendimiento a su obra. El recluso no clasificado con el rigor que exige el tratamiento laboral, daña los materiales, rompe, extravía o saca furtivamente las herramientas para no trabajar, para ofender con su acto irrespetuoso al maestro, guardián vigilante o para formar su propio arsenal.
Por estos días de protestas sociales, donde se reivindican derechos y se demandan acciones concretas para superar inequidades históricas, se hizo evidente que uno de los temas que se debe abordar para superar este pico de insatisfacción ciudadana es el medio ambiental que pasa por la protección de los ecosistemas y el aprovechamiento racional de los recursos naturales.
El episodio de la semana pasada dejó a la opinión pública pensando sobre lo que pasó. En nuestro comentario del pasado sábado habíamos intuido que algo serio se estaba gestando, ubicado en el descontento general que se está apoderando de buena parte de la ciudadanía. Y bien parece que quienes así pensaban no estaban equivocados, porque el descontento que tuvo la oportunidad de hacerse presente sigue vigente en una forma que no se conocía aquí.
En estos momentos aciagos de encrucijada nacional, en el que la justicia se desprestigia más, no se requiere ser un estudioso de la historia para recordar actos inmorales.
Este mes cayó otro creador del socialismo del siglo XXI, Evo Morales. Después de 13 años en la presidencia con unos resultados positivos y otros muy negativos. Intentó seguir el camino del régimen venezolano y robarse las elecciones para perpetuarse en el poder, sin embargo la ciudadanía ya estaba advertida, luego de también irrespetara el referendo.