Tiene razón el expresidente Andrés Pastrana cuando señala que el Presidente Duque está a tiempo de hacer un corte de cuentas y contar al país la realidad de lo que recibió. La herencia es mala en casi todos los frentes, el económico, el político y el institucional, especialmente lo referente al proceso con las Farc. El acuerdo es una farsa, y aunque a muchos les moleste, tenemos que seguir repitiéndolo.
“La sensación de sentirse bien es el gancho de la droga”
Nos rasgamos las vestiduras con el fallo de la Corte Constitucional que derogó la defensa del espacio público y la protección de los parques infantiles y colegios de la amenaza del microtráfico y el derecho al desarrollo de la libre personalidad.
“Se impone rectificación y disculpa a Colombia”
“Todo fluye hacia una permisividad”
“Un sector del gobierno desea revivir el body count”
“Iván Márquez incumple lo acordado”
Al parecer la carrera política de Iván Márquez durará poco porque el Consejo de Estado, que estudia la demanda de pérdida de investidura formulada en su contra, contempla la posibilidad de declarar la muerte política del exjefe negociador de las Farc.
“Logró la reconciliación entre las dos Españas”
La semana anterior, al cumplirse el primer lustro de la ascensión al trono de España de don Felipe VI, su padre, quien había abdicado en junio de 2014, decidió apartarse de la vida pública a partir de la fecha.
Los artículos 274 y 275 del Plan de Desarrollo recientemente aprobado, disponen que se establecerá un arancel del 37.9% a las importaciones de prendas de vestir cuando su valor FOB declarado sea inferior o igual a US$20 por kilo bruto, y un arancel del 10% ad valoren, más US$3 de los Estados Unidos por kilogramo bruto, para importaciones de US$20 en los mismos productos.
La prensa nacional y los medios de comunicación comentan sobre las diferencias de interpretación que se presentan entre dos reconocidos jerarcas de la economía nacional: el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
¿De qué quiere la limonada? Fue la pregunta del mesero cuando pedí una limonada. ¿Cómo así? Reviré. “Sí, es que tenemos limonada de mandarina, de yerbabuena, de mango y otras variaciones”. “Pues no” le dije, indignado, como se usa hoy cuando algo no le cuadra a uno. “Quiero una limonada de limón, como debe ser”. “Es que no hay limones”, pero sí hay limonada. “Tráigame un vaso de agua” rezongué y fin de la discusión. Pero el problema está en la frase anterior: hay limonada, pero no de limón.