Colombia ha sido un país que desde siempre se ha caracterizado por vivir en forma convulsionada. Sin embargo hoy se encuentra inmersa en una de sus peores crisis institucionales de su ya larga vida democrática. Parecería que una concatenación de circunstancias adversas la tienen a la deriva. Podríamos deducir que nos gusta "vivir en el filo de la navaja".
Dios es igualmente grande y soberano cuando nos da un amigo tan valioso como César Montoya sin merecerlo, que cuando lo llama a su seno sin decirnos quien lo va a reemplazar. ¡Con su viaje a la eternidad, sentimos que nuestro patrimonio sentimental se ha empobrecido dolorosamente!
El respeto a la autoridad legítimamente instituida es una de los postulados de todas aquellas personas amigas del orden, la armonía y la tranquilidad en el comportamiento de la sociedad. Si estamos conformes, no podemos estar en desacuerdo, conque cada persona natural o jurídica tiene el derecho de decidir libremente quién puede visitarlo y quién no. Aquí en Colombia en no pocos establecimientos públicos, se puede leer un aviso notorio que dice que el lugar se reserva el derecho de admisión.
Es necesario proteger nuestro patrimonio cultural, velar por la salvaguarda de esos bienes, de forma tal que sean preservados debidamente para las generaciones futuras, que pueden ser útiles para el estudio de todos aquellos que los usen, disfruten o visiten.
Se expone el artículo “¿Una paz Maleducada e Insostenible? Cómo la política educativa del Estado aleja a Colombia de la justicia, la democracia y la paz”, de Juan Gabriel Gómez Albarello, divulgado en ¿Cómo Mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro (Ariel, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 2018) por Mauricio García Villegas (editor).
La decisión de la JEP de negar la extradición de Jesús Santrich confirma que esa jurisdicción solo favorece los intereses de las Farc. Estamos en un estado de cosas antijurídico donde los mafiosos vuelven al Congreso, amparados esta vez con una justicia hecha a su medida. La gravedad de los hechos no puede subestimarse. Colombia ha dado una cruenta guerra contra el narcotráfico donde han perdido sus vidas miles de colombianos.
En Colombia estamos viviendo un estado de crispación y animosidad que, francamente, puede hacer ingobernable el país. Estamos como en los comienzos de la vida republicana en la que un sector de los nuevos dirigentes hacía responsable a Bolívar de todo cuanto acontecía en nuestro suelo y, especialmente, de los males y dificultades que nos asediaban para consolidar el nuevo marco institucional que aún seguía dependiendo de las leyes españolas.
La mitología universal refiere a los cuatro jinetes del Apocalipsis, identificando el caballo negro con el hambre, el rojo con la guerra, el bayo con la muerte y, por último, el misterioso jinete del caballo blanco, que asocian con la esperanza.
Este gobierno ha visto en el turismo un potencial gigantesco y por eso lo ha denominado “el nuevo petróleo”. En esto estoy de acuerdo. Y, hay que decir que el transporte aéreo es determinante para potencializar el turismo.
No faltan personas que destacan fallas en la catolicidad y pronostican hasta desaparición de este factor en medio de la humanidad. Otros, por bondad de Dios, por la promesa de Jesús de su asistencia de su Iglesia “hasta el fin del mundo”, vamos encontrando, día a día, tantos signos de vitalidad que pronostican perenne sobrevivencia.