Ahora cuando se abren expectativas por el avance o culminación de obras públicas en el país se percibe más frustración ciudadana, que ilusión por verlas pronto terminadas. Lentitud y chambonada hacen carrera.
La Nueva Era pretende cambios en el comportamiento humano. Es una corriente de pensamiento surgida en el siglo pasado donde la liberalidad unida a una seudo espiritualidad, actúa en las personas tratando de abolir las religiones o sincretizándolas para hacer un coctel de creencias donde la persona puede mezclar todo tipo de ideas, confesiones, filosofía y prácticas como lo que se le antoje.
Varios países han prestado su concurso para acudir con ayuda humanitaria -medicinas y alimentos imperecederos- con destino a la población venezolana, que desde hace ya mucho tiempo padece hambre y enfermedades no atendidas, mientras la inestabilidad política es ya insostenible, la economía es deplorable y la desproporcionada inflación ha llegado a niveles que hacen imposible a las personas cualquier adquisición de aquellos elementos en condiciones normales.
El país entero ha estado pendiente de las dificultades que se han presentado en la represa de Hidroituango. Muchos colombianos, a raíz de los problemas presentados se enteraron que este proyecto daría sostenibilidad para afrontar el consumo de electricidad del país e incluso comenzar a exporta energía al exterior y así incrementar nuestros ingresos por concepto de exportaciones.
El ballet es una de las artes más exigentes para el cuerpo humano, quizá por eso es también una de las que más lo sublima y embellece. La figura de un bailarín o una bailarina deslumbra, sus movimientos nos llevan al límite de lo perfecto. Por esa razón dar a un niño o niña la posibilidad de aprender y conquistar esta danza es abrirle las puertas a una experiencia incomparable.
La esclavitud no se abolió con la reforma constitucional impulsada por José Hilario López, 1853, como lo había prometido el Libertador Simón Bolívar al presidente haitiano Alexander Petión. No se abolió, simplemente se redujo a 12 horas para beneficiar al patrón y explotar al empleado.
Ambientó bien la presidencia el escenario donde presentó su Política de Seguridad para la Legalidad, el Emprendimiento y la Equidad, logrando en la ciudadanía un impacto sorprendente, pues no bien terminó la ceremonia, por demás muy lucida y en los rincones patrios, y ya se hablaba del documento, tratando de analizarlo y desmenuzarlo en toda su extensión como es costumbre.
Ahora la Alcaldía los llama diferentes y tiene razón porque son zonas de deporte con juegos, menos césped, tala de árboles, canchas sintéticas y cemento, distintos de los vecinales y municipales. En Bogotá se han construido muchos de esta clase en zonas varias donde acuden especialmente niños y jóvenes, es cierto que la comunidad los utiliza; sin embargo, llenar de ellos la ciudad merece análisis, alterar el ecosistema, alejar aves, no puede ser solución generalizada.
Siempre he creído que el día sin carro es un adefesio (“cosa fea, ridícula y extravagante”). No trae ventajas para nadie y sí muchos problemas. Como método educativo es como pegarle a un niño con una regla en la mano porque no sabe escribir. Y sus efectos en lo que se refiere a la contaminación por carbono son deleznables. Me imagino que cuando se discutía la idea alguien dijo: “¿y los ancianos y discapacitados?” y el autor respondió: “que cojan silla de ruedas o ambulancia”.
En las redes sociales, especialmente en twitter, circularon la semana pasada unas imágenes captadas en la Universidad del Atlántico el jueves 7 de febrero de 2019. Un grupo de encapuchados que visten overoles azules, algunos marcados “Seguridad Privada. Proteger Seguridad”, intenta asaltar las oficinas de la rectoría de la Institución.