El próximo martes 19 de septiembre tendrá lugar la ceremonia de entrega del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, en un momento crucial de nuestra historia: el fin del conflicto armado con la antigua guerrilla de las Farc y las negociaciones en curso con el Eln en Quito, tendientes a terminar también esa otra arista de la guerra. En lo corrido del año han sido asesinados alrededor de sesenta defensores y defensoras de derechos humanos y están amenazados más de quinientos. En la transición hacia el posconflicto se han incrementado los riesgos para la tarea de de
Por aquello de que toda situación de conflicto o confrontación la primera víctima siempre es la verdad, hoy vivimos los colombianos una profunda crisis de credibilidad, muy especialmente por culpa de las revelaciones del sucio entramado que se ha apoderado de la rama judicial y de las altas cortes. Esto ha contribuido, en gran superlativo, a que el panorama político, con miras a las próximas elecciones presidenciales se torne cada vez más sombrío y previsible. Escenario en donde los primeros grandes afectados están siendo los partidos políticos.
El holocausto del Palacio de Justicia partió en dos la historia de Colombia. Sentimos que todo se derrumbaba al ver eximios magistrados desaparecer bajo las llamas, junto con funcionarios judiciales, empleados, militares y guerrilleros que yacían en un palacio en ruinas.
El poder judicial quedó masacrado, y la democracia incierta en esos momentos. Fue un capítulo de una crisis moral e institucional, nunca imaginada.
En el estudio de la lógica, uno de los asuntos que se considera es el de verificar el procedimiento que conduce a la certeza o verdad; temas que son de la vida en común; son importantes no solamente para asuntos legales, científicos o de cualquier otro orden que como se dijo atrás tienen que ver con la vida cuotidiana. Un principio que se usa es el que dice: consentimiento universal es fuente de certeza. En otras palabras si aquel existe sobre algún tema, lo más probable es que el asunto del cual se trata es cierto.
“La perfidia y la sorpresa son los fundamentales. Herir y correr, esperar, esconderse en la maleza, de nuevo herir y correr... sin dejar rastro al enemigo. Seguir la máxima de Danton: audacia, audacia, audacia y más audacia”.
Che Guevara
No tenemos corazón. Somos como piedras sobre el horizonte de los días. Cuesta creerlo, pero es así, coexistimos en ocasiones siendo el peor enemigo de nosotros mismos. A los hechos me remito: El 77% de los menores migrantes o refugiados que emprenden la ruta del Mediterráneo central fueron víctimas de abuso, explotación o sufrieron prácticas equiparables a la trata de personas, según un informe conjunto del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), divulgado recientemente.
Carlos Caballero Argáez defendió las gestiones de Jorge Elías Melo y de Luis Fernando Andrade, director, Agencia Nacional de Infraestructura; menciona defensa efectuada por una cantidad notable de empresarios y ésta actuación genera agrado y sorpresa debido, lo segundo, a que no es usual y lo primero a qué así se debe proceder de creer en la inocencia de alguien.
El 30% de los empresarios estarían dispuestos a adulterar estados financieros y pagar sobornos para obtener un contrato. El 80% de los empresarios dicen que es usual pagar sobornos en Colombia, según la encuesta Ernst Young 2016. Ninguna de las 167 entidades colombianas evaluadas por Trasparencia Internacional está en nivel bajo de corrupción, la gran mayoría están en riego alto o muy alto e corrupción.
No podremos seguir con el corazón vestido de fiesta, la maldad en OFF y las calles llenas de pañuelos blancos.
Pero tenemos el deber moral de cultivar el espíritu que ejercimos -o al menos sentimos- durante los cuatro días de la visita del Papa.
Fueron días iluminados. Agnósticos, creyentes, ateos, católicos, devotos de otras religiones, colombianos de todos los colores, edades y condiciones, fuimos de una u otra manera tocados por los mensajes de misericordia, ternura, reflexión y reconciliación de Francisco.
Pasaron los días como una ráfaga pero sembraron en esta tierra una esperanza que creíamos haber perdido para siempre. Francisco irrigó nuestro destino con mensajes de paz, perdón, reconciliación y perseverancia para que podamos llegar al feliz puerto de la concordia, que nos infunda nuevas ideas y maneras de convivir, sin la violencia que nos devora desde mediados del siglo pasado.