“Una humanidad dotada sólo puede resultar en escépticos, nunca en santos”, escribió el atormentado pensador rumano Cioran en La tentación de existir (1956).
No es que yo ande creyendo que salimos por fin de la minoría de edad kantiana, esa que nos valió entronizar como mesías a Uribe y luego a Santos como un judas incomprendido. Nada de eso.
“Los hombres no han entendido que contra la mediocridad no queda otra arma que el sufrimiento”.