Tantos avances de la ciencia, tantas vacunas descubiertas y terapias que le sacan tarjeta roja a la muerte, y no hemos encontrado un antídoto contra la litiasis (lithos=piedra, iasis=enfermedad) del alma.
Estas piedras -no renales ni biliares, sino formadas y acumuladas en el espíritu- impiden gozar con las cosas buenas que le pasan a los demás; minimizan los triunfos ajenos, y desacreditan ideas inteligentes, producidas en mentes libres y generosas.