Se reanudan los comentarios sobre los artículos divulgados en Desarrollo Económico y Social en Colombia. Siglo XX (Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, Bogotá, 2001) por Gabriel Misas Arango (editor) y la atención se concentra en “La Inflación Colombiana en el Proceso de Modernización” por Alberto Corchuelo.
El árbol es el símbolo de la paciencia y la serena altivez. Sus raíces hondas escuchan la lenta oscilación de la tierra y sus ramas se elevan hacia las estrellas. El árbol es amigo del sol y de la luz, del aire y de la libertad. De un fragmento de caña se hizo la primera flauta. Las aves buscan por la noche los bosques, porque les gusta dormirse en medio del silencio y de la paz.
“Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo”, le dice Irineo, el protagonista, a Borges en su cuento Funes el Memorioso.
Todas las encuestas bobas que preguntan sobre el tema arrojan el mismo resultado sorprendente: los colombianos son uno de los pueblos más felices del planeta. Probablemente sea así. Muy felices. Tan felices como los pasajeros del Titanic segundos antes de estrellarse con el iceberg gigantesco que precipitó su naufragio.
La situación que vive hoy Colombia por cuenta del fenómeno de la corrupción que invade las esferas oficiales es, según algunos, parecida a la que afrontaron las repúblicas del Perú y Venezuela en la década del 90, que produjo el intento fallido de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, que lideró en Venezuela el entonces teniente-coronel Hugo Chávez Frías, y el autogolpe de Estado que protagonizó el presidente del Perú, Alberto Fujimori, el 5 de abril del mismo año.
Marco Tulio Cicerón, jurista, político y orador, considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la República romana, decía “somos esclavos de las leyes para poder ser libres”
Donald Trump elegido presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, después de enarbolar una campaña populista, alejada de todo marco jurídico, político y diplomático, quiere convertir su presidencia en un gobierno dictatorial imponiéndose sobre los demás países, ignorando su soberanía, constitución y sus leyes.
Se hizo entrega del Premio Nacional de Periodismo CPB, durante un solemne acto, lleno de cuestionamientos sobre la libertad de expresión y el derecho de las gentes a estar bien informadas. El Presidente Santos pidió a los periodistas ser los mejores aliados de la verdad en lugar de hacerle juego a la posverdad. “La prensa ya no es el cuarto poder. Fue reemplazado por el poder financiero que la compró”, dijo el presidente del CPB, William Giraldo.
Cooperaci[on, más cooperación y más colaboración, es lo que nos da fuerza para poder ingerir los días sin caer en el desconsuelo. Sin duda, ahí radica la mejor prueba de socialización, de avance humanista de la especie. Para todo nos hace falta tesón y esfuerzo, sin obviar que en solitario tampoco se consigue nada, es menester que la contribución de cada ser humano se intensifique, mayormente para prevenir y resolver los conflictos violentos que impulsan los sembradores del terror.
Ya hemos empezado a conocer los verdaderos alcances de la mal llamada JEP; que lejos de administrar justicia será una herramienta para la implacable persecución política.
Se rumoraba y ya no hay duda, el país se corrompió. Las instituciones no han estado a la altura para evitar y combatir la corrupción. Recientes escándalos como el de Odebrecht, sino es por información de un Estado extranjero, pasa sin darnos cuenta.