Por cuenta de un Estado depredador, ineficaz, negligente e irresponsable, Colombia mantiene un vergonzante lugar en ranking mundial de competitividad.
En productividad la situación es similar. En infraestructura todo por hacerse.
Urge un ejecutor, un gerente, un administrador, un líder convencido de que sí se puede y que es tiempo de no robarse más el presupuesto nacional.
Anestesiados por el efecto del sórdido proceso de paz con las Farc, en nuestra nación, sucede de todo y no ocurre nada.