El año que termina fue pródigo en acontecimientos como la firma del Acuerdo de Paz, la realización del plebiscito y el pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre algunos de los artículos demandados del acto legislativo para la paz que se ocupan del “fast track” y de las facultades extraordinarias conferidas al Presidente de la Republica, sobre lo cual sólo se conoce el comunicado de prensa en el que se anuncia el sentido del fallo.
El Gobierno acaba de imponer una nueva sanción a Uber Colombia, una severa multa de $344.727.000, por continuar promocionando servicios de transporte “no autorizados”. En marzo último ya la había penalizado con $451 millones. En pocas palabras, el Gobierno accediendo así a las peticiones de las compañías tradicionales de taxis que tantos abusos cometen, está dispuesto a acabar con esta innovadora plataforma tecnológica que facilita la movilidad y seguridad de pasajeros en nuestras ciudades y obliga a las empresas de taxis a modernizarse y prestar un mejor servicio.
Una magistrada del Consejo de Estado se siente con la competencia de tratar de imbéciles a más de 6 millones de colombianos. Nos engañaron, los engañamos, los violentamos sicológicamente. No es mi caso, ni el caso de miles de colombianos que expresan su desconcierto frente al abuso de la magistrada.
Por el comunicado No.52 de la Corte Constitucional del pasado 13 de diciembre conocimos la decisión de ese organismo sobre la demanda de inexequibilidad que algunos ciudadanos presentaron contra el denominado "fast track" o vía rápida en el Congreso de la República para implementar los acuerdos de La Habana.
La corrupción fue otra vez el enemigo público que más le pasó factura a Colombia en 2016. El presagio para 2017 no es bueno.
Cada año se esfuman más de $10 billones por cuenta de quienes a plena luz del día se roban los recursos públicos del país.
No habría necesidad de tramitar la actual reforma tributaria estructural que este jueves debate el Congreso, con la plata que toman descaradamente los profesionales del hurto en Colombia.
Se presenta un gran dilema en la vida que corre durante el siglo XXI. La Navidad cristiana que se supone es un tiempo para la preparación y nacimiento del niño Dios se encuentra en medio de un ataque en estos últimos tiempos de parte del barbudo Santa Claus. Lo que algunos analistas denominan la Navidad cristiana vs la Navidad de Santa Claus.
Si el reto es convertir expectativas en realidades positivas en 2.017, como lo afirmó esta columna en pasada entrega, también lo es cumplir proyectos inaplazables, como la reorganización y fortalecimiento de la atención en Salud, conforme el mandato constitucional.
Hace no menos de cinco años el ministerio de Salud prometió el replanteamiento total del sistema. Hay esfuerzos que no pueden desconocerse, pero los pasos definitivos se quedan en el camino.
La navidad es una de las fiestas más importantes del cristianismo, es la celebración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Antes de la navidad viene su preparación, que litúrgicamente se conoce como adviento y se inicia cuatro domingos antes del 25 de diciembre.
La navidad para los cristianos es muy rica en tradiciones, principiando por la novena que se inicia el 16 de diciembre y sirve de encuentro en oración familiar en vísperas a la preparación para recibir la llegada del Niño Dios.
La Corte Constitucional es el más alto tribunal de la República; se supone independiente de todo otro poder e interés; compuesto por magistrados insobornables, cuyo compromiso y juramento representan -o tendrían que representar- la mejor garantía del imperio de los valores y principios constitucionales, de la vigencia efectiva de los derechos y de la intangibilidad de la soberanía popular proclamada por el artículo 3 de la Carta Política. Sus fallos obligan a las autoridades y a los particulares.
El país entero se encuentra a la expectativa de cómo se llevará a cabo la implementación de los acuerdos de paz, siempre que de ello depende que sea realidad la terminación del conflicto armado con las Farc y se tomen las medidas y acciones para evitar, como sucedió en el pasado, una nueva exterminación de sus gentes por parte de grupos paramilitares.