RESISTENCIA AL CAMBIO
Uber y los taxistas

El Gobierno acaba de imponer una nueva sanción a Uber Colombia, una severa multa de $344.727.000, por continuar promocionando servicios de transporte “no autorizados”. En marzo último ya la había penalizado con $451 millones. En pocas palabras, el Gobierno accediendo así a las peticiones de las compañías tradicionales de taxis que tantos abusos cometen, está dispuesto a acabar con esta innovadora plataforma tecnológica que facilita la movilidad y seguridad de pasajeros en nuestras ciudades y obliga a las empresas de taxis a modernizarse y prestar un mejor servicio.

La enorme acogida de Uber demuestra sus ventajas. En lugar de reglamentar las plataformas tecnológicas se nos quiere dejar sometidos a las arbitrariedades de gran número de nuestros taxistas. Ciertamente hay algunos muy decentes, generalmente cuando son propietarios o copropietarios de los vehículos, pero, en mi experiencia, son la excepción. Creo que no hay usuario de taxi que no haya tenido que soportar carros incómodos, el radio a todo volumen con música de arrabales, el riesgo de la alta velocidad, el “no tengo vuelto”, “para allá no voy”, el peligro del cobro abusivo y amenazante (frecuente en horas de la noche). Hay también el riesgo, especialmente de madrugada, del paseo millonario.

Las ventajas de Uber son grandes: no se tiene que llevar efectivo, no le cobran recargo, lo esperan y lo llevan a donde quiera, son choferes atentos, se paga mediante tarjeta de crédito. El uso del transporte público se amplió pues si usted, o su hijo quinceañero, van a ir a una fiesta, un Uber es lo más cómodo y seguro para disfrutar de la ocasión, lo mismo si su esposa debe desplazarse al centro, el Uber le evita el tráfico y buscar parqueadero, etc.  Es un servicio más caro, dirigido a un segmento del mercado que no utilizaba taxis sino carro propio, lo que amplió la demanda y no le sustrae pasajeros a las taxis.

En lugar de perseguir a los carros de Uber y atacar físicamente a sus choferes y pasajeros, al punto de hacerlos bajar en el medio de la vía al aeropuerto, lo que deben hacer los taxistas es adoptar los adelantos tecnológicos y mejor seleccionar sus choferes y la policía de tránsito asegurar la idoneidad de los conductores.

Si los carros blancos de Uber no tienen seguros adecuados, debe exigírseles, lo mismo que otros requisitos como limitar su número (el “cupo”, convertido en un gran negocio para sus dueños). En lugar de acabar con Uber, permítase que los avances tecnológicos beneficien a la ciudadanía y que la competencia de un mejor servicio, la economía de mercado, obligue a los taxis, ya que la autoridad es incapaz de hacerlo, a prestar un servicio seguro y cortés.