“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.” 

Aldous Leonard Huxley. 

En el desierto se encontraba la humanidad alguna vez. Sumeria, Caldea, Mesopotamia, Babilonia, asimismo Israel como los pueblos beduinos, luego convertidos al islam (y otros que continuaron como parias en el desierto). No todo fue desierto, es lo más importante el agua sin duda alguna y las tierras fértiles. 

En USA comenzó hace medio siglo ese síntoma con el intento de los Kennedy de erigirse en dinastía familiar gobernante. De esa manera un modus operandi útil para el engranaje social, deviene en modus vivendi particular y familiar. Los Kennedy fueron asesinados, como los Gracos de Roma, pero el síntoma se repitió con la familia Bush, petroleros. Y lo intentaron luego los Clinton. Es decir, ambos partidos históricos lo aceptan ya como algo normal.

Dreamlab Technologies, compañía suiza especializada en ciberdefensa y ciberseguridad, presentó en Expodefensa los resultados de un estudio a nivel país en el que analizó el estado del ciberespacio colombiano encontrando que más del 20% de las IPs activas, es decir las direcciones únicas que identifican a los dispositivos en internet con algún servicio activo, son vulnerables a ciberataques que podrían poner en riesgo servicios esenciales para el funcionamiento del país como, por ejemplo, agua, energía y salud.

Se avecinan las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes, durante las cuales hay lugar al encuentro entre familias, amigos y compañeros. Una época de paz, amor y reconciliación. Un tiempo propicio para estrechar los vínculos entre las personas, para el merecido descanso y para el sano esparcimiento. 

Avianca, tras ser la aerolínea de elección de los colombianos por su servicio, su modelo de negocio y la comodidad que ofrecía a sus usuarios, se ha convertido en una aerolínea de bajo costo.

António Guterres, secretario general de la ONU, vino a Colombia para participar en el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de La Habana, que supuestamente debería haber traído la paz al país, algo que se ha logrado muy parcialmente debido, en gran parte, a las fallas intrínsecas del acuerdo que se firmó.  Entre otras cosas, la irresponsable carencia de presupuesto que dejó Juan Manuel Santos para poder cumplirlo.

Las contralorías son entes políticos que saltan de un escándalo de corrupción en sus entrañas a otro sin que se le haya podido poner cascabel al gato. Y poco sirven para combatir la corrupción en el resto del Estado, la cual es su función. Obviamente, son focos de clientelismo usados por los políticos para detentar el poder mediante el manejo de puestos y contratos, y no hay que hacer mucho esfuerzo para concluir que la peor de todas es la Contraloría General de la República (CGR), que nos cuesta un billón de pesos al año.

No paran las embestidas a la Policía Nacional de los colombianos.

En medio de un desgarrador frío otoñal, apenas con alimentos y sin higiene alguna, centenares de refugiados se agolpan en las fronteras entre Bielorrusia, Polonia y Lituania.
Con todo, lo más oprobioso es lo que sucede con quienes han logrado superar la barrera natural del mar e ingresan a territorio europeo tan solo para ser estigmatizados, confinados y segregados.

La semana pasada se cumplieron 5 años de la firma del acuerdo de La Habana y Colombia no tiene paz ni estable ni duradera. Tenemos 10 mil hombres en grupos armados. La paz no se firma en un papel, sino surge del respeto a las instituciones.