En mi columna del pasado Viernes Santo, en un hecho sobrenatural, anunciaba la salida del que fuera más que un funcionario, un católico medieval, como resultó ser el general Sanabria. Es obvio que su profunda condición católica le resultó incómoda a todo el gobierno.
La lealtad y solidaridad con un gobierno no significa tener que aceptar sus errores ni aprobar sus equivocaciones.
Lo anterior, porque como dijo Johann Wolfgang von Goethe: “El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada”.
Estupefactos quedamos la mayoría de los colombianos, cuando el propio Director de la Policía, ahora exdirector, declaró en entrevista periodística, sobre sus prácticas religiosas en la institución para combatir la delincuencia; sus métodos para erradicar el mal; la confusión de los grandes mafiosos con el demonio; y sus rituales religiosos para acabar la violencia, que incluso incluía el exorcismo.
El próximo miércoles 19 de abril cumplirá 63 años y ¡por fin!, un encuentro entre el presidente más poderoso, al menos de este hemisferio y el de Colombia, con 50 millones de personas, el segundo más poblado del total de Latinoamérica. Ojalá y el presidente de este país, al sur del río Bravo, se haga presente, luego de recomendar en Naciones Unidas que los países dejen de explotar el petróleo, el carbón y el gas que, según sus palabras, “… llevan a la guerra”. Luego de suspender su agenda el próximo jueves, Petro regresará a Bogotá.
Pepe era un hipopótamo que en 2006 fue separado de su manada, hizo vida con su compañera e hijo hasta que la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia -Corantioquia- expidió la resolución 130ZF-3547, del 9 de junio de 2009, mediante la cual autorizó la caza de la familia por considerarla un peligro para los cultivos, los animales y la personas con las cuales compartía territorio.
Son pandillas criminales despiadadas cuyo culto se le debe al diablo, con quien hacen pacto y le dedican sus crímenes. Se originan en Centroamérica, específicamente en El Salvador, extendiéndose a Guatemala, Honduras, México y Estados Unidos, aunque en menor proporción han llegado a Canadá y Australia. Colombia y Venezuela también han sido tocadas, pero con poco éxito.
En la noche del 30 de enero de 1989, conversaba con un auditorio de jóvenes sobre el valor de la vida y de las lecciones con que nos premia, reflexión que les ofrezco a los que me honran con su lectura:
En el mundo digital actual, las organizaciones de todos los tamaños e industrias confían cada vez más en la tecnología y los sistemas conectados para operar. Esto brinda mayor eficiencia en general, pero también provoca mayores vulnerabilidades a los ciberataques y otras amenazas de seguridad. Aquí es en donde entra en juego la necesidad de una robusta gestión del riesgo cibernético.
Como lo hemos sostenido, el tortuoso trámite de “pre aprobación” política de los proyectos de ley de origen gubernamental -entre ellos, el de reforma a la salud- no es el que contempla la Constitución para el ejercicio de la función legislativa, entre otras razones porque, si bien las bancadas son de los partidos, lo que dispone la Carta es que los debates y las votaciones se deben dar formalmente en las comisiones y cámaras, según las normas constitucionales y reglamentarias, no en medio del agitado ir y venir de
Son innegables los avances que ha tenido la atención en salud en el país en los últimos 50 años. Hasta los años 70 tuvimos en Colombia el modelo de Seguro Social del cual pasamos al Sistema Nacional de Salud, que rigió por 23 años, hasta 1993. Fue un modelo fragmentado: las personas con mayores recursos eran atendidas por clínicas privadas, mientras que los de menores recursos por hospitales públicos y según las condiciones laborales del paciente por el Seguro Social.