En medio de tanta convulsión, trampas, cobardía y falsedad, vale la pena escuchar a quien te dice que la misión más importante en esta vida es la de ser santos: “Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”.
Por eso, resulta imperioso acercarnos al Señor y permitirle que nos diga si transitamos por el buen camino: “Así conoceremos su voluntad agradable y perfecta y dejaremos que él nos moldee como un alfarero”.