En el peor escenario de la economía nacional se tramita en el Congreso el impopular proyecto de reforma tributaria estructural.
Subir impuestos a estas horas del partido no es una buena jugada del Gobierno.
Encarecer canasta familiar a través de aumentos progresivos en IVA es complicar inflación e índices de pobreza.
Si las compañías medianas y grandes acusan dificultades para asumir mayores tributos, imaginen lo que pasa con los pobres.