El pasado 20 de julio, luego de sus loas intencionadas al gran caribeño Almirante José Prudencio Padilla, el Presidente de la Republica, al instalar por primera vez las sesiones ordinarias de Congreso Nacional, se refirió a un acuerdo nacional, a un acuerdo social, para el que ”deben ceder” los mandarines del pasado y la sociedad toda. Se cuidó de no abrir las puertas a cambios en sus proyectos de reforma que cursan en las Cámaras Legislativas.
El presidente Petro confunde la tarea de gobernar con la acción de confrontar. Su negativa a cumplir con la petición de la procuradora de suspensión del alcalde de Riohacha para evitar una eventual comisión de delitos, confirma su desapego con las obligaciones que le impone la ley.
Mientras se rumora que en Casa de Nariño se cuece un nuevo remezón ministerial por la ineptitud de varios jefes de cartera, todos sabemos que el verdadero origen de tanta incompetencia es el gobernante mismo. Un presidente que apenas cumple un año de gobierno con muchas penas y sin ninguna gloria, y que así pasará los tres años que le quedan a menos que se caiga antes por su propia inutilidad o se lo lleve alguna de las ‘dolencias’ que le endilgan y que le han hecho quedar mal en más de 80 ocasiones según una investigación de La Silla Vacía.
Ya aludimos en anteriores entregas a la siembra del cristianismo, regada por la sangre de mártires o “testigos” de la fe en Jesús de Nazaret, con desconcierto inicial, pero perseverancia de millares de mártires, convertidos en “Semilla de Cristianos”, como expresó Tertuliano. Decía: “somos de ayer y hemos invadido el mundo”. Es que, como dijo el mismo Jesús a Saulo: “quien a los cristianos persigue a mí, me persigue” (Hch. 9,5).
El gran escritor Juan Montalvo cuenta en sus escritos maravillosos, que la lectura de Colón a los libros de Marco Polo sobre sus viajes fantásticos al “oriente”, lo motivaron para descubrir a América. El relato de las guerras de los
conquistadores de la antigüedad, incitaron a Alejandro Magno para convertirse en el militar más famoso del mundo.
Y es verdad. Las buenas influencias, de los libros excepcionales nadie puede negarlas. Pensemos en lo que ha significado la Biblia para la religiosidad de la humanidad, o el Corán de Mahoma, para los islámicos.
Al cumplirse un año de gestión de gobierno, vienen los balances en materia económica. Un año cargado de mensajes de incertidumbre que rápidamente generaron aumentos sustantivos en la prima de riesgo país, en la tasa de cambio y en las tasas de interés de colocación de Bonos y TES de financiamiento público. Todo lo anterior elevando sustantivamente las obligaciones financieras y el monto total de deuda.
El título corresponde, en mi opinión musical, al mejor álbum que la banda británica de new wave y rock alternativo New Order hizo. Y es perfecto para “celebrar” un año desde que el presidentazo se posesionó e hizo su primer espectáculo populista ordenando traer la espada de Bolívar. Esa tarde su pelo bailaba desesperado con el viento y tal vez del aburrimiento de tener que escuchar toneladas de palabras populistas una vez más.
A mediados del año 86, en pleno mundial de fútbol de México (que me perdí, íntegro, junto con la visita a Colombia de Juan Pablo II, mi “Papa favorito”) decidió la Cancillería mandarme “castigado” a recibir un diplomado sobre Derecho del Mar en la fría Halifax, Canadá. De regreso a la Patria tuve a bien ir a visitar Montreal -la ciudad más hermosa que he conocido- y en mi hotel universitario me enteré de un importante evento -tipo Agroexpo- que tenía lugar allí.
El Presidente Petro debe estar pasando un duro momento por la captura de su hijo Nicolás, acusado de lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
Cuando se habla de Colombia, se hace referencia a un país suramericano con toda suerte de riquezas naturales, con dos océanos, poblado por gentes ejemplares, capaces, emprendedoras, personajes de la literatura, la sabiduría, la ciencia, la cultura y de cuanta virtud derroche el ser humano.