Las aerolíneas deben saber que son inaceptables los comportamientos insubordinados, indisciplinados y perturbadores por parte de los usuarios del transporte aéreo, tanto antes como durante el vuelo. Deben difundir las consecuencias jurídicas que estos hechos acarrean y deben saber identificarlos y controlarlos.
El Gobierno habría preferido que los tiempos de la votación del plebiscito no hubieran coincidido con los de la reforma tributaria. Pero van a superponerse casi forzosamente.
Los acuerdos de La Habana no estarán concluidos y ratificados antes del último trimestre del año. Y la reforma -que debe aprobarse este año- no alcanzará a estar presentada, y mucho menos discutida y aprobada por el Congreso sin pupitrazos (como lo ofreció el Presidente Santos en la Asamblea de la Andi), antes del trimestre octubre- diciembre del 2016.
Una vez conocido el texto final de los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, debe empezar el debate detallado sobre su contenido.
Eso es lo que corresponde hacer hasta el día de la celebración del plebiscito.
Entre otras cosas, porque los colombianos decidirán si aprueban o no dichos acuerdos.
La determinación de los votantes no será en relación con la paz.
Como así son las cosas, es importante hacer unas claridades necesarias antes de iniciar el análisis detallado de lo que convinieron el Presidente Santos y Timochenko.
EL domingo pasado llegó a Cuba el ministro de asuntos exteriores de Irán, Javad Zarif. La Habana fue la primera estación de una gira que comprende también a Nicaragua, Ecuador, Chile y Venezuela. No es el primer acercamiento de la teocracia chiita a América Latina. Baste recordar la relación del expresidente Mahmud Ahmadineyad con Hugo Chávez (cuyo féretro escoltó durante los funerales de Estado del líder venezolano en 2013); o el fallido intento de Lula de resolver, motu proprio y asociado con Erdogan, el contencioso nuclear; o el acuerdo suscrito entre el gobierno de Cristina
Es evidente que en el ambiente actual hay una lucha innegable entre dos formas de ver el mundo, las personas y la vida. Una plantea la vida como un olvido que llegaremos a ser, es decir, como un momento muy fugaz ante el cual lo único válido es vivir cada instante según instintos, sentimientos, inclinaciones espontáneas. Después, al terminar, el olvido será la fría ley que consumirá todo lo vivido. La segunda forma no cree en el olvido sino en lo que se llegará a ser.
Inició el Papa su Exhortación de claros párrafos introductorios al tema de ella (nn.1-7). En el Capítulo I recuerda textos bíblicos relacionados con la trascendencia de la familia, la que relaciona con la realidad de Dios, que no es soledad sino familia de las tres divinas Personas, (nn- 8-30). Avanza, luego, en el Cap. II con magistrales reflexiones, sobre la “Realidad y Desafíos de las Familias”. Afronta para aterrizar en lo tratado en los Sínodos de 2014 y 2015.
El mensaje del expresidente Betancur al presidente del Directorio Nacional Conservador es sobrio y elegante. El imperativo categórico, que lo induce al Sí por el plebiscito sobre los Acuerdos de La Habana, surge de la historia del Conservatismo Colombiano que, en parte, es su propia historia. Fue Belisario Betancur el primero de los estadistas contemporáneos que nos enseñó que había respuestas a la subversión distintas a la confrontación armada. Empezó el diálogo con el M19 y logró un cese al fuego con las Farc.
Enorme expectativa, algo de júbilo y mucha preocupación generó la noticia del cierre de los acuerdos de La Habana. La gente se pregunta legítimamente qué cambios se van a dar a partir de ahora. Las respuestas son diversas y acá empiezan las mías.
Los colombianos estamos como la novia pretendida por un galán que en cierta manera le gusta, de quien cree conocer todos sus defectos y cualidades; está ante el predicamento de tener que aceptarlo o rechazarlo; no sabe cómo decirle Sí o No. Pero está el novio o presunto tal, acosando a diario esperando la respuesta para obrar en consecuencia. La ciudadanía que piensa y tiene el derecho a manifestarse puede ser la presunta novia que no está ante el dilema de tenerse que definir.
En estos dos siglos de vida independiente y republicana, nuestra democracia nunca había enfrentado un mayor desafío. Nuestro periódico EL NUEVO SIGLO se hace eco ayer de la urgencia nacional por una cruzada pedagógica del gobierno a fin de que todos los colombianos, en todos los niveles y en todos los sectores puedan asimilar, entender y comprender los textos que contienen las 300 páginas del histórico acuerdo firmado en La Habana y en esto tiene toda la razón.