El Jefe del Estado sabe que su negociación con las Farc depende de dos citas cruciales: el plebiscito y las elecciones presidenciales del 2018.
Si las pierde, su capital político, absolutamente comprometido en La Habana, se habrá esfumado como por arte de magia.
Por eso, tiene que ganarlas. Ganar el plebiscito significa pasar a la historia ‘de modo distinto a lo que ha sucedido con otros presidentes que también lo intentaron’.