Un cuerpo en equilibrio está muerto. Desde las ciencias de frontera -la física y química cuánticas, así como la biología molecular- sabemos que somos sistemas abiertos, vivos, de no-equilibrio. Cuando él llega, estamos en estabilidad eterna: morimos.
Es una visión perspicaz de la historia reciente del poder en Colombia. Desde el escepticismo propio de los grandes periodistas pasa a un trato “benevolente” con los expresidentes a los que cubrió en ejercicio de su oficio: Turbay, Belisario, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos Calderón. No son simples “perfiles al viento”, como dice el autor de Muebles Viejos, Roberto Pombo. Señala sus errores y aciertos con mirada original. Lo hace con buen humor y nobleza de espíritu.
El esfuerzo de Lula por revivir a la desfallecida Unasur naufragó de manera estrepitosa con el insólito intento de lavarle la cara a Maduro y su régimen. Acudió el presidente brasileño al expediente preferido de la izquierda de montar una narrativa que denominó “narrativa de dictadura de derechos humanos que internacionalmente le han montado a Maduro”, contraria a la evidencia de que en Caracas gobierna una casta criminal sostenida por el terror que infunden sus delitos de lesa humanidad.
En Europa, ni los más caudalosos ríos se salvan de la contaminación. El Rin arrastra miles y miles de bacterias. El romántico Danubio no puede evitar la contaminación. En España, ni la pesca escapa, pues los manantiales de los ríos reciben aguas cargadas desechos industriales y basuras. Las espumas son tóxicas, por las sustancias pútridas. Los peces en estos medios son rechazados. Aquí, en Colombia, los ríos del eje cafetero no escapan a los residuos de las fábricas y otros objetos indeseables.
A propósito de este clima social tan negativo que se respira por estos días en Colombia, me he detenido a reflexionar en el cómo no dejarse contagiar del pesimismo que termina induciendo a la parálisis e impotencia.
A Hitler le gustaba la música de Richard Wagner, a Putin los mercenarios Wagner, ejercito paramilitar integrado por exconvictos, del cual es dueño el oligarca Yevgency Prigoshim, que asola en Donbás y llegó a contar con cincuenta mil efectivos.
En Cali y otras ciudades del suroccidente colombiano vivieron por varios días la dura pesadilla de no contar con el servicio del gas natural. Corrieron miles de ciudadanos a comprar fogones eléctricos, a sacar las viejas estufas del cuarto del reblujo o a improvisar hornos de carbón, leña, alcohol, petróleo, gasolina o lo que fuera.
Estaba sentado en un restaurante y escuchaba, sin proponérmelo, la interesante conversación vecina. En resumen, eran más o menos seis ultrapetristas también conocidos como “petristes” quienes entre vino y vino se les aguaban los ojos hablando del “presidentazo” que tiene Colombia… Que se preocupaba incluso del bienestar de las plantas del frio Palacio de Nariño o si almorzaban sus más humildes colaboradores.
Me pareció tener una “pesadilla radial” esta semana, muy temprano, a eso de la 1:30 am.
Se ha celebrado, recientemente, el “Día de la Madre”, pero ese recuerdo no ha de ser de solo 12 o 24 horas, sino algo que esté en nobles corazones, los 12 meses o 365 días, es decir en forma perenne. Necesitamos para un digno y valioso comportamiento motivos para superar lo indigno, y para asumir de lleno méritos en nuestro vivir.