Yo, -y muchos colombianos- llegamos tardíamente al estudio apasionado de los grandes temas colombianos. San Agustín repetía: “Gran Dios, ¿cómo he llegado con tanta tardanza a conocer tu paraíso eterno y divino?”
Varias veces el presidente de la República ha llamado a la construcción de un acuerdo nacional. El primero fue en junio-2022 al entonces candidato Rodolfo Hernández para construir paz y justicia social. El segundo una vez elegido y fue un llamado a construir los máximos consensos con las reformas, evitar el sectarismo, dejar el odio atrás y construir una política del amor, diálogo y entendimiento con los otros. El siguiente, este mes, y fue un llamado a una sociedad más justa y productiva.
En una columna reciente anoté que Nicolás Petro tendría que demostrar los hechos que denunció sobre la infiltración de dineros en la campaña presidencial para continuar en libertad, la que le fue concedida por su notoria colaboración con la justicia. Pero advertí que Nicolás aun podía retractarse y no probar sus acusaciones, dejando en limpio a su progenitor, y que en ese caso estaría unos años en la cárcel y luego recibiría su compensación en metálico, contante y sonante.
Con un incomprensible “mamola”, parece haber entrado en suspenso la reunión del presidente Petro con los gremios, encuentro éste que surgió para enfriar las tirantes relaciones entre gobierno y los gremios privados.
Bien sospechoso el reciente accidente de un avión privado que volaba entre Moscú y San Petersburgo, pues no era una nave cualquiera: en su interior viajaba nadie menos que el señor Yevgueni Prigozhin, gran amigo, “parcero” y cómplice del Hijo de Putin en la guerra sucia contra sus enemigos comunes.
La salud es mala. La educación también. La justicia no existe. No hay trabajo ni formas de generar empleo digno. Somos pobres. Colombia es responsable del calentamiento global y del fin de la existencia del humano. Es urgente decrecer y apagar a Colombia o nos extinguimos. Tenemos el mejor sistema de transporte sostenible del mundo y Bogotá un nivel de vida como el de Tokio o Londres. Somos los más felices. Todo lo que dicen los diarios es mentira.
Por supuesto, que el tema de la salud de un Jefe de Estado es un asunto público, que trasciende la órbita del interés meramente particular, pues se trata de nada más y nada menos, de establecer si
En estos momentos de incertidumbre y cortoplacismo, estamos ignorando la mayor transformación fundamental del siglo veintiuno en nuestro país, una transformación que avanza de manera gradual pero constante. En el año 2006, Colombia alcanzó casi 21 millones de personas menores de los 25 años, cifra que se ha reducido cada año desde entonces. La ONU estima que en veinte años llegaremos a los 30.46 millones de colombianos entre los 25 y 64 años, y que a partir de entonces esa cifra irá disminuyendo.
Históricamente existen grandes fenómenos políticos en el mundo. Países con una democracia sólida como Estados Unidos vive hoy uno de los más sorprendentes y es el escenario político del multimillonario y expresidente Donald Trump. Este interesante y por demás folclórico personaje, poseedor de una personalidad sólida, autoritaria y caricaturesca, que gracias a su temple ha logrado conquistar lo que se propone, desde los negocios como en la política.
Luego del judaísmo, del islam y del cristianismo, en Israel, se encuentra otra fe, que, aunque no tiene una comunidad como tal de fieles en Israel, al igual que la mayoría de las otras religiones, sus lugares más sagrados se encuentran en territorio israelí, en específico al norte del país. Acre y Haifa son las ciudades a las que sus peregrinos vienen de forma continua a la Tierra Santa, también para los seguidores del bahaísmo.