Algunos han vuelto con el chantaje de que la paz justifica cualquier concesión que se haga a la Farc y la acusación a Santrich de negociar cocaína con posterioridad a la firma de los acuerdos de Cuba, conducta que, según los mismos acuerdos, lo excluye de sus beneficios, ha vuelto a alborotar el cotarro.
Ante tantas trágicas realidades que nos circundan debemos unir nuestros corazones, pues nadie puede lavarse las manos ante nada si no quiere ser cómplice. Precisamente, si hoy triunfa tanto la falsedad, es por ese espíritu de complots, puesto que la verdad siempre triunfa por sí misma. Fruto de esa autenticidad humana, nace la unión, que es la que nos hace fuertes. A los hechos me remito.
Preocupantes dudas que se tejen sobre rectitud en la Registraduría y el Consejo Electoral, en proximidades de un debate electoral que decidirá los destinos del país durante los próximos cuatro años.
No hay duda que el caso Santrich puso a temblar la continuidad del proceso de paz y su etapa del posconflicto.
Los candidatos en la pista de carreras para sumar votos, centran proyectos en lo nunca aplicado en el país. Todos anuncian “educación gratuita, como propósito nacional”; es bandera con aparente atractivo y, no pocos interrogantes esperando cumplimiento.
DIEZ días para la verdadera encuesta democrática que seguramente llevará a dos contrincantes a una segunda vuelta en medio de lluvia de propuestas por parte de candidatos que millones de ciudadanos no logran entender ni creer.
Alud de información sale cada día de campañas presidenciales sin ton ni son.
Olvidaron mayoría de aspirantes a jefatura del Estado el cómo ejecutar sus imaginarios.
El asunto Santrich mas allá de un gesto humanitario por parte de la Iglesia Católica, quienes a solicitud del gobierno, acogieron en su pastoral penitenciaria al exguerrillero hoy sindicado de narcotraficante Jesús Santrich, para brindarle supuestamente mejores condiciones de recuperación luego de abandonar 37 días de huelga de hambre.
El locuaz candidato Humberto De la C, viene anunciando en su campaña publicitaria que los problemas de Colombia no se resuelven en las encuestas, sino con el voto, con su voto. En eso, tiene razón H De la C.
Llegamos a la juventud en la década del 60, época en donde los comportamientos sociales dieron un giro total de 180 grados. Se produjo en ese lapso una transformación radical, que trastocó todas las costumbres que veníamos ejerciendo, alterando toda la vida social y las maneras de ser, de hablar, de amar, de crear música, de vestir y hasta de concebir el arte.
Astutamente, Gustavo Petro ha lograda manipular a los medios y al pueblo colombiano como ningún otro candidato lo había hecho.