La reforma tributaria se relaciona con todos los ciudadanos y el ministro que la explica es el mismo que impulsó la del 2014 la cual reconoce quedó corta, con la caída de los precios del petróleo hace dos años. Vuelven a analizarse los impuestos sobre la base de aumentar el IVA, existe tremendo hueco fiscal, grandes y pequeños hacen cuentas, a ninguno les cuadran, mientras tanto prosigue el aumento del gasto público.
Un amigo mío encontró en Chía un enorme trancón y, como la mayoría de los motociclistas en el área, resolvió avanzar por la berma para encontrarse más adelante con unos policías que tenían retenidas más de cincuenta motos por la misma infracción. Los policías eran los responsables del trancón y enviaban las motos a “los patios”, cada una en un camión distinto. Claramente se trataba de un negocio entre los policías y los camioneros. Mi amigo tuvo que pagar casi un millón de pesos entre el valor de la multa, el camión y los patios, por una moto de cinco millones.
Dice el refrán popular que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, debes poner las tuyas a remojar. Es una sentencia sabia de prudencia que aconseja poner cuidado a lo que está pasando en el vecindario, para asegurarse de no repetir la mala historia ajena en cuerpo propio.
En Venezuela y Colombia están teniendo lugar acontecimientos estructuralmente similares.
En ambos casos, la voluntad popular sale a flote de modo perfectamente claro, pero con la misma contundencia se está pretendiendo ignorarla.
En efecto, la favorabilidad hacia los dos presidentes es prácticamente inexistente, pero tan delicado fenómeno no parece que a ellos les importe demasiado.
De acuerdo con el más reciente Informe sobre el desempeño fiscal de los departamentos sus ingresos propios alcanzaron los $8,1 billones en 2015, de los cuales $6,7 billones corresponden a ingresos tributarios y $1,4 a ingresos no tributarios. Por su parte los ingresos tributarios tuvieron una dinámica importante, con un crecimiento real cercano al 13,6% de 2012 a 2015. No obstante, este crecimiento se basó en un aumento generalizado de las estampillas, que pasaron a convertirse en el segundo ingreso más importante de los departamentos con un recaudo de $1,1 billones en 2015.
Desde el Centro Democrático ya cumplimos, diciéndole al Gobierno las razones por las cuales rechazamos el Acuerdo al que había llegado con la guerrilla de las Farc. Corresponde ahora al Presidente de la República acatar el pronunciamiento popular del 2 de octubre, debe buscar un nuevo acuerdo que atienda la voluntad de los colombianos. De no hacerlo, tanto el Gobierno como la Unidad Nacional, tendrán que asumir la responsabilidad, legal y política, de desconocer los resultados del plebiscito.
La Sociedad de Agricultores de Colombia SAC, La Bolsa Mercantil y El Periódico Portafolio, organizan cada año un evento denominado Congreso Internacional de Financiamiento y Comercialización Agropecuaria FYCA, al cual concurren entre 300 y 400 personas, en su mayoría empresarios del sector y funcionarios del Gobierno, a escuchar planteamientos de diferente índole en las áreas mencionadas, con panelistas internacionales y nacionales de vasta experiencia y conocimientos.
Después de mover cerca de 23.000 toneladas de carga mensual y con expectativas de pasar a 80.000 en el mediano plazo, el Ferrocarril del Pacífico suspendió hace seis meses su actividad. El consorcio suizo con la concesión para operarlo, como confirmó la Agencia Nacional de Infraestructura, dijo que invasiones y minería ilegal volvieron intransitable el corredor férreo. Presencia estatal decidida para controlar la ilegalidad, de un lado, y figuras de concesión más comprensivas, de otro, hacen falta.
El desconcierto que provocó el resultado de la consulta plebiscitaria en el Gobierno y en las fuerzas que apoyaron el acuerdo final, se ha acentuado con el paso de los días y amenaza con malograr la posibilidad de un pacto nacional que haga posible y políticamente legítimo un nuevo acuerdo de paz. Si bien el Presidente convocó a los representantes del No para que dieran a conocer sus propuestas, parece no haberse percatado de los alcances de su iniciativa, y optó por fungir de receptor y seleccionador de las mismas para dar a conocer las escogidas a las Farc.
Algo está pasando después del plebiscito, que no está bien. Frente a sus resultados, los sectores que no obtuvieron mayoría y el Gobierno tienen una actitud como de Sí pero No; de que perdimos pero no perdimos; de que el Acuerdo no fue aceptado por la mayoría de los colombianos, pero debe seguir vivo porque así lo exige una muchedumbre que clama “Acuerdo ya”, desconociendo que nuestra democracia decide en las urnas y no por aclamación en Cabildo Abierto.