Fui de los que creí que la Corte Constitucional declararía inconstitucional la Ley de convocatoria del plebiscito pues haber bajado al 13% el umbral, era dejar en un mínimo la participación democrática a este instrumento constitucional, pero adicionalmente me parece un tanto absurdo el hecho que un derecho establecido en nuestra carta política, como lo es la paz, y que a su vez es un derecho fundamental en el ámbito internacional, fuese puesto en riesgo con el plebiscito.
Las sentencias de la Corte Constitucional -como las de todos los jueces-, así parezcan equivocadas, son para respetarlas y cumplirlas. Es lo propio del Estado de Derecho.
Algunas consideraciones:
En los últimos tiempos hemos asistido a una serie de atentados terroristas que han sacudido al mundo, generado estupor a todo nivel. La indolencia y sevicia de los ataques no tiene límites y sus raíces de difícil entendimiento por los aparentes motivos, que no vamos a analizar, pues queremos concentrarnos en aspectos de investigación y neutralización más que información.
El poeta colombo-argentino Eduardo Talero, deslumbrado por el desarrollo del ferrocarril en Argentina, escribió un poema en 1895 y en uno de sus versos declama: “Es de la industria colosal obrero/Su recia contextura/ Es férrea y vigorosa;/Es su musculatura/De bien templado acero/Hay vibración de fuerza poderosa/Y alimenta la vida en sus entrañas/Con negro corazón de las montañas.”
Desconozco si existen propuestas para incrementar el credo, el padrenuestro, versículos del Corán, agregar renglones a la Marsellesa en Francia o aumentar el “Amanece” en el himno de Estados Unidos. Sin embargo los “creativos” de dos agencias de publicidad, que tienen contratos millonarios con el gobierno colombiano, proponen introducir la estrofa doce “Por la Paz.” ¿Forma parte esto de los convenios suscritos para convencernos de la bondad de lo pactado en La Habana y sumar votos por el sí en el plebiscito?
En Colombia la salud agoniza. Enfermarse de gravedad en el país es casi una sentencia de muerte, y no exagero. Si no me creen pregunten a los pacientes con cáncer, o a los enfermos del corazón, los riñones, los pulmones, o algún órgano vital.
Cualquier persona que tenga o haya tenido una enfermedad grave, o no tan grave, sabe del calvario para obtener una cita con un especialista. La respuesta usual es: “no hay agenda”. Así, el paciente debe esperar “agenda” semanas, hasta meses.
Yo soy amigo de la paz, aunque Roy Barreras me va a tachar de guerrerista. Pero no soy amigo de este proceso de paz, ni de la manera como nos lo han ido metiendo por las narices. En efecto, el Gobierno con la complicidad de un parlamento y unas cortes enmermeladas ha ido eliminando la democracia, que es un juego de pesos y contrapesos entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Por lo que hemos visto, los constituyentes de La Habana están concentrando todo en un ejecutivo de tipo chavista.
Se supone que hoy debe tomar posesión de su cargo el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira, elegido por la Corte Suprema de Justicia para el periodo constitucional 2016-2020. De modo que le llegó la hora de empezar a realizar todo aquello que dijo en su presentación ante la Corporación electora y de enfrentar no sólo los retos propios de su función, sino a deshacer todos los entuertos que hereda de la no muy afortunada gestión de su predecesor.
Hay en Donald Trump una curiosa mezcla entre las exigencias domésticas y las globales que hace pensar en que su política exterior será tan solo un reflejo de las acciones que emprenda en materia de seguridad a nivel local.
Visto así, el “americanismo, no globalismo”, que es como él mismo ha querido rotular su visión internacional, se convierte en un ejercicio de la más pura unilateralidad destinado a convertir en realidad su lema de campaña.
Desde mediados del año pasado, a la preocupación de la Junta directiva del Banco Emisor por la devaluación galopante que acusaba el peso colombiano frente a la divisa americana se vinieron a sumar los brotes inflacionarios. Como es bien sabido, la Constitución de 1991, que ahora cumple 25 años, le atribuyó al Banco de la República la política cambiaria y la política monetaria y esta última debe de estar encaminada a preservar el poder adquisitivo de la moneda.