Llevo varios días dándole vueltas a si derramar una lata de tomate sobre "Los Girasoles" de Van Gogh puede ayudar a que los gobiernos no miren hacia otro lado ante la emergencia que supone el cambio climático.
También me pregunto si no es solo un gesto inútil entrar en supermercados, dirigirse a los estantes donde están las botellas de leche, abrirlas y derramarlas para denunciar a las empresas lácteas por contribuir al efecto invernadero y, de paso, revindicar una dieta vegetariana.