Ante religiosidad huilense

 Cada una de las regiones de Colombia se destaca por algo. Los paisas por su agilidad en negocios, los costeños por su alegre folclor, los huilenses por su sencilla y profunda religiosidad. “¡A mucho honor!”, dirá cada una de las regiones, recordando con orgullo a los antepasados que pusieron raíces profundas a esos distintivos.

Nacido y criado en el Huila, habiendo salido de allí solamente a mis 23 años a estudio de Derecho Canónico en Roma. Luego, a los 38, a regir la Diócesis de Armenia, regresando por 16 ½ años a la tierra nativa, como Obispo. Después a Bogotá, para regentar por quince años el Tribunal Eclesiástico Nacional. Ha sido recorrido siempre vinculado con mi encantadora región opita, en la cual, al lado de su sencillez, he palpado y disfrutado de encantadora religiosidad.

De nuestros antepasados nativos hay huellas religiosas en sus famosas estatuas y tumbas de piedra, en San Agustín y en el “Alto de los Ídolos”, en Isnos. En el Siglo XVII llegaron misioneros Agustinos, después Franciscanos y Jesuitas. Se cultivaron hogares cristianos en donde aprendimos a saludar a “Papa lindo”, y a “Mamá linda”. Fe robustecida por mayores llegados de otras regiones, que fueron forjando colonias laboriosas, con familias bajo la bendición de Dios, dando, con generosidad, hijos a Dios y a la Patria.

Todo el Huila se inició con Diócesis en Garzón desde 1900, por disposición de la Santa sede, y acogida al Obispo el infatigable y fervoroso Esteban Rojas, nombrado primero para la “Diócesis del Tolima”, con territorio tomado de las Diócesis de Bogotá y Popayán. En ese gran territorio, dividido en las dos diócesis de Ibagué y Garzón, surgen con el General Reyes, en 1905, los Departamentos del Huila y Tolima. Es más tarde, en 1972, cuando, después de un período con el nombre de “Garzón-Neiva” (1964-1972), se divide el Huila en dos jurisdicciones, con creación de Diócesis de Neiva.

Desde Garzón, por 72 años se cultivó la religiosidad huilense con gran sentido apostólico, con destacados Prelados como el ya mencionado Monseñor Rojas (1900-1922), Luis Calixto Leiva, Vicario Capitular (1922-1924), José Ignacio López (1924-1942), Gerardo Martínez (1943-1964), José de Jesús Pimiento (1964-1972). Al lado de los Obispos hubo un Clero con distinguidas figuras como los Padres Daniel Soto, Francisco A. Cadena, Rómulo Trujillo, Jenaro Díaz, y futuros meritorios Obispos Jacinto Vásquez y Félix María Torres.

Ya con Obispos en Neiva y Garzón, se ha continuado la labor apostólica con gran celo pastoral, teniendo en Garzón otros cinco Obispos, y, cuatro en Neiva. En esta parte Norte del Departamento se han tenido los eminentes Prelados: Rafael Sarmiento (santandereano), Hernando Rojas (tolimense), Darío Molina (antioqueño), Froilán Casas (boyacense). Apoyo decidido de los Obispos de Neiva han sido sus Sacerdotes, Religiosos (as) y laicos (as). En la labor sacerdotal se ha tenido a Mons. Rómulo Trujillo, como Vicario, y, entre otros, Padres como Buenaventura y Manuel Antonio Parra, Milciades Vargas, Jairo Trujillo, Régulo Pérez y Ramiro Charry.

Felicitaciones al actual Obispo, al Clero y a toda la comunidad diocesana de Neiva, que, con la de Garzón, sigue siendo guardiana y cultora fiel de la religiosidad huilense.         

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com